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Mauricio Santamaría, Nelson Vera y Ekaterina Cuéllar
Durante 2005-2006, se diseñó la Gran Encuesta Pyme (GEP) de Anif con el objetivo de contar con una herramienta que permitiera realizar un análisis sistemático del desempeño tanto coyuntural como estructural de este segmento empresarial en Colombia. En particular, se buscaba conocer el comportamiento de variables relacionadas con i) el desempeño económico y sus perspectivas; ii) el acceso y gestión del financiamiento formal; y iii) las acciones de mejoramiento para promover una mayor innovación-crecimiento empresarial.
En esta labor ha sido fundamental el apoyo de socios estratégicos, contando actualmente con el respaldo de Bancoldex, el Banco de la República, el Fondo Nacional de Garantías (FNG) y Confecámaras. Desde el año 2014, la firma encuestadora a cargo del trabajo de campo de la GEP ha sido Cifras & Conceptos, reconocida por su prestigio técnico y analítico. Gracias a todos ellos y a su apoyo técnico-económico, la GEP se ha consolidado como una de las principales fuentes de información estadísticamente significativa y confiable sobre el importante segmento de las pequeñas y medianas empresas en Colombia (ver http://anif.co/sites/default/files/publicaciones/anif-gep-nacional1219.pdf).
Con ello, se ha logrado dar soporte tanto al sector público como privado para la toma de decisiones y formulación de políticas, por ejemplo, aquellas de promoción de la inclusión financiera. Además, esta encuesta ha permitido i) suplir deficiencias y rezagos de la información oficial; y ii) incorporar la opinión, expectativas e intenciones de los agentes que actúan en el sector Pyme.
Entendiendo que la realidad nacional no refleja algunas de las particularidades de las regiones del país, Anif decidió expandir el análisis de la GEP hacia varios departamentos-ciudades de Colombia, logrando ese estudio complementario en 18 ciudades-regiones en la más reciente medición de 2019 (gracias al apoyo de diversas cámaras de comercio y universidades). En particular, esa medición de 2019 contó con la profundización de la muestra en Bogotá, Medellín y Cali (por novena vez); Pereira (por octava vez); Barranquilla y Bucaramanga (por sexta vez); Cundinamarca, Aburrá Sur, Buga, Cartago y Tuluá (por quinta vez); Manizales y el Oriente Antioqueño (por cuarta vez); Buenaventura (por tercera vez, aunque la primera lectura data de 2015); Armenia (por segunda vez); y Dosquebradas, Popayán e Ibagué (por primera vez), ver http://anif.co/sites/default/files/encuestas_pyme/2019/08/anif-gep-regional0819.pdf. Adicionalmente, desde el año 2012, la GEP también ha venido estableciendo un análisis diferenciado por tamaño de empresas: pequeña y mediana.
En esta nota resumiremos los principales hallazgos estructurales de las mediciones de la GEP. Como veremos, se ha encontrado i) una fuerte correlación del comportamiento de las Pyme con el desempeño macroeconómico del país; ii) bajos niveles de acceso a financiamiento formal (inferior al 45%); iii) baja vocación exportadora (solo cerca del 20% exporta); y iv) poca capacidad de innovación (35% no realiza ninguna acción de mejoramiento de su negocio).
Desempeño económico
Una forma de sintetizar el desempeño de las Pyme es a través del Indicador Pyme Anif (IPA). Este resume el clima económico de las Pyme mediante la comparación de las variaciones en los índices de i) situación económica; ii) volumen de ventas; iii) expectativas de desempeño general; y iv) expectativas de ventas (estas dos últimas a un semestre vista), ver Comentario Económico del Día 6 de febrero de 2020.
Durante 2006-2019, el IPA registró valores promedio de 63 puntos, ubicándose dentro del plano denominado como “bueno”, mostrando una correlación cercana al 75% con el crecimiento del PIB-real. Nótese cómo solo en los años 2009 (con un IPA de 50-54) y 2017 (54) se observaron resultados desfavorables (en el plano “regular”), en línea con los bajos crecimientos del PIB-real de 1,1% y 1,4%, respectivamente.
Al diferenciar por tamaño de empresa, se observa que las pequeñas han exhibido sistemáticamente comportamientos menos favorables (con una IPA promedio de 61 puntos durante 2012-2019) frente a sus pares medianas (66). Además, se ha encontrado algo de mayor rezago en la transmisión de los ciclos de recuperación económica de Colombia al desempeño de las pequeñas empresas vs. las medianas.
Lo anterior evidencia la importancia de que Colombia retome la senda de crecimiento acelerado hacia la franja del 3,5%-4%. Para ello se requiere avanzar en las reformas estructurales (en los frentes fiscales, laborales-pensionales, de justicia, entre otros), así como en la dotación de mejor infraestructura, para así ganar en competitividad y lograr un mayor dinamismo en la actividad empresarial Pyme (clave para el crecimiento y la generación de empleo).
Acceso a financiamiento
La falta de acceso a financiamiento formal resulta ser uno de los principales desafíos estructurales que enfrentan las Pyme en Colombia, siendo un elemento clave del círculo vicioso de baja formalidad – baja productividad – baja bancarización. En efecto, solo 42% de la Pyme (promedio para los tres macro-sectores de industria, comercio y servicios) solicitó crédito con el sistema financiero formal durante 2006-2019. Ahora bien, cabe resaltar que el atenuante proviene de tasas de aprobación elevadas del orden de 95%.
El principal destino de los recursos de financiamiento ha sido el capital de trabajo, con un porcentaje promedio de respuestas de 65% durante 2006-2019. Esto evidencia que los recursos son utilizados en su mayoría para financiar actividades de corto plazo, en vez de invertirlos en temas relacionados con expansiones-innovaciones como son: remodelaciones-
adecuaciones (15%) y compra-arriendo de maquinaria (12%).
Al preguntar sobre las razones por las que las Pyme no solicitaron créditos al sistema financiero, la mayoría respondió no necesitar dichos préstamos (75% del total durante 2006-2019). Esto último podría explicarse por factores como las reducidas oportunidades de inversión rentable-productiva, la falta de educación financiera y/o los problemas de auto-exclusión del mercado financiero formal. Lo anterior evidencia la necesidad de continuar diseñando políticas integrales que rompan con el círculo vicioso entre bajo acceso al crédito de las Pyme y baja productividad-innovación. Cabe anotar que esas políticas no requieren de diferenciación regional, pues estos hallazgos se mantienen para las diferentes ciudades de Colombia.
Apertura exportadora
Otro de los desafíos que enfrentan las Pyme en Colombia es la baja vocación exportadora. En efecto, solo el 26% de las Pyme industriales y el 10% de las de servicios exportaron bienes-servicios durante el período 2006-2019. Entre las razones aducidas por los empresarios para no exportar se ha encontrado i) considerar que su negocio no tiene aún productos-servicios exportables (24% industria y 46% servicios); ii) no estar interesado en hacerlo (37% industria y 28% servicios); y iii) el riesgo y costo de salir a los mercados internacionales (12% en industria y servicios). Ello es consistente con la ausencia de planes de internacionalización en la mayor parte de la muestra encuestada, donde solo cerca del 30% de las Pyme Industriales y de servicios han considerado implementarlos. Nótese cómo todo lo anterior refleja la baja apertura comercial de la economía colombiana, con una relación Exportaciones + Importaciones/PIB de solo el 38% (muy inferior al 80% observado en Asia).
Peor aún, los resultados de la GEP muestran que cerca del 60% de las Pyme concentró sus ventas en sus ciudades de origen durante 2006-2019. Esto deja menores participaciones para los mercados del resto del país (32%) y ponderaciones marginales en los mercados internacionales (4%).
Ello sugiere que los planes de negocio de las Pyme y las políticas públicas deben ocuparse primero de los temas de escalamiento regional de esas empresas, para después sí graduar su apertura a mercados externos. Para ello, el gobierno debería acelerar el desarrollo de la agro-industria (aprovechando la ventana que abrió el posconflicto) y generar corredores- iniciativas de comercio nacional donde se vinculen los empresarios, buscando generar alianzas estratégicas que eleven la vocación exportadora de las Pyme.
Acciones de mejoramiento
La proporción de Pyme que han emprendido acciones de mejoramiento de sus negocios ha rondado valores del 65% durante 2006-2019. Por tamaño, se observó que el porcentaje de pequeñas empresas que efectuaron al menos una acción de mejoramiento (67%) es inferior al reportado por las medianas (73%).
Entre las principales acciones de mejoramiento, se destacan la capacitación de personal (39% de las Pyme durante 2006-2019), las certificaciones de calidad (22%) y la diversificación de mercados en Colombia (19%). Estas acciones han prevalecido sobre aquellas orientadas a los conceptos de innovación y mayor productividad-crecimiento, como el lanzamiento de nuevos productos-servicios (13%) y el fortalecimiento del comercio internacional (7%).
Realizar acciones de mejoramiento para optimizar el desempeño empresarial es clave a la hora de buscar mayores eficiencias y mejores rendimientos, sobre todo bajo la actual mayor competencia de los mercados. Por eso resulta fundamental implementar estrategias que permitan la generación de productos y servicios con mayor valor agregado y a un menor costo.
Ampliación a microempresas
(a manera de conclusión)
Los hallazgos estructurales de la GEP se han vuelto fundamentales para guiar la discusión sobre este segmento empresarial en Colombia. Ante esto, Anif, de la mano de socios estratégicos (Banco de la República, Bancoldex, Cámara de Comercio de Medellín, Confecámaras y el IFC) extendió esos esfuerzos hacia el campo de las microempresas mediante la Gran Encuesta a las Microempresas (GEM). Esta encuesta estará completando tres lecturas anuales en 2020, contando con la diferenciación entre microempresas formales e informales, dados los consabidos desafíos de formalización de dicho segmento empresarial en el país.
Los principales resultados de la GEM muestran un sector microempresarial con i) acceso al crédito inferior al 20% del total (por debajo del 42% reportado por las Pyme), aunque cerca del 90% de dicho crédito se canaliza mediante el sector financiero formal; ii) capacidad de ahorro de aproximadamente el 30% del total, donde cerca de la mitad se mantiene por fuera del sistema financiero; iii) marginal capacidad de diversificación de mercados (cerca del 95% de las microempresas solo vende en su ciudad); y iv) muy leve percepción de los beneficios de la formalidad (ver http://anif.co/sites/default/files/publicaciones/anif-gem-0419.pdf).
Con estos resultados pretendemos que, al igual que la GEP, la GEM siga consolidándose como un instrumento para identificar los problemas estructurales de este segmento empresarial y que aporte en el diseño de políticas públicas que eleven su productividad. Nótese cómo esa baja productividad resulta ser un problema estructural de la economía colombiana, donde se estima que la contribución de la Productividad Total de los Factores (PTF) al crecimiento ha sido prácticamente nula durante los últimos 50 años, según cálculos del DNP.