La triste historia de las pensiones

A pesar de todo lo que se habla diariamente sobre el sistema pensional en Colombia, este es un tema del que pocos entienden su extrema complejidad técnica. Y cuando eso pasa, lo más fácil es simplificarlo y argumentar que el régimen público es mejor que el privado porque, al final del día, da pensiones mucho más altas ¿Quién no va a preferir eso? Sin embargo, detrás de este discurso se esconde una historia triste.

Las pensiones del régimen público valen $80 billones anuales -un poco más de 5 puntos del PIB-. En pocas palabras, nos estamos gastando en pensiones más de lo que pagamos todos los colombianos por IVA en un año, que en 2022 fueron $61 billones. Eso estaría muy bien si uno pudiera decir que ese gasto reduce la pobreza, la desigualdad e incrementa el bienestar de los colombianos. Sería perfecto, pero no es así.

Y aquí viene la historia triste: el régimen público tiene una cobertura muy baja, pero además nunca va a pensionar a las personas pobres, simplemente porque el mercado laboral las excluye. Y las excluye porque la gente de menores ingresos por lo general tiene trabajos informales donde no cotizan a pensión. Además, como muchos ganan menos del salario mínimo, ni siquiera pueden cotizar así quisieran, no pueden porque se les prohíbe.

Por esa razón, los subsidios que otorga el régimen público de pensiones y que hoy valen aproximadamente 3 puntos del PIB -alrededor de $40 billones-, van dirigidos en su gran mayoría a las personas de ingresos medios y altos, que son quienes sí logran pensionarse.

Aquí es importante aclarar que el subsidio se da porque lo que cada quien aportó durante su vida laboral no alcanza a pagar lo que vale su pensión una vez llegue a la edad de jubilación. Por ejemplo, si yo he aportado 100 pesos, pero mi pensión vale 200, el gobierno paga esa diferencia. De los $80 billones que valen las pensiones, $40 billones se van en esos subsidios.

Todo lo anterior me lleva a hacer un paréntesis sobre la pensión universal propuesta por el gobierno. La idea de darle un ingreso a las personas que no logran pensionarse es una política que ya existe, el problema es que actualmente es muy bajo -$86.000 mensuales-. ¿Debe subirse? Claro que sí, pero no a $500.000 mensuales como lo propone el Presidente Petro porque financieramente es insostenible. El Presidente pretende que ese dinero salga de las cotizaciones que hacen hoy las personas a su pensión. Eso sin duda le daría una caja robusta, de alrededor de $25 billones, pero sería un error gravísimo. Al tomar los ahorros de esas personas, el Estado se está endeudando con ellas y terminará pagándoles en unos años una pensión subsidiada a un costo muy alto. En otras palabras, el Estado se endeuda hoy para mañana pagar subsidios a los más ricos, y eso lo único que hace es profundizar aún más el problema actual. ¿De dónde debe salir esa plata entonces? Debe salir del Presupuesto General de la Nación y debe estar acorde a la capacidad de las finanzas públicas.

La discusión sobre el sistema pensional en Colombia no se centra entonces en por qué los bancos y los fondos de pensiones manejan la plata. El problema hoy es que todos los colombianos pagamos impuestos para subsidiar las pensiones de las personas de ingresos medios y altos. Si queremos una reforma, lo que se debe hacer es aumentar la cobertura y reducir los subsidios a los ricos. Para eso, en Anif planteamos unos principios que se deben cumplir y que estaremos discutiendo el próximo miércoles, 1ero de marzo, en el seminario que organizamos con Fedesarrollo y la Universidad de los Andes. Este es un tema que nos afecta a todos los colombianos y que debe debatirse a profundidad.