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Pensar en los cambios que el covid-19 ha traído a nuestra vida y cómo nos adaptaremos a ellos se volvió un tema de todos los días. Estamos generando un exceso de información acerca del futuro de nuestras empresas y nuestros estilos de vida a una velocidad sin precedentes. Hoy todas las compañías están acelerando la ejecución de diferentes proyectos para adaptarse cuanto antes a la “nueva normalidad”.
Es evidente que los restaurantes, los cines, los eventos culturales o los deportivos, tendrán que esperar mientras se adaptan, no solo a las normas de protección y seguridad de los gobiernos, sino también a los nuevos comportamientos de las personas.
Sin embargo, en las últimas semanas los domicilios se robaron el espectáculo, las empresas de salud implementaron consultas virtuales, y una pantalla separó a los entrenadores de los deportistas. Hoy todos, sin excepción, estamos revaluando no solo nuestros productos y servicios, sino también la manera cómo vamos a seguir operando mientras mantenemos protegidos a nuestros colaboradores, siguiendo las normas recomendadas por las entidades de salud.
El teletrabajo ha sido una gran solución de ajuste y protección durante la pandemia, pero no es sostenible de manera permanente. No solo la salud física de los colaboradores está en juego, sino también la mental, y por lo tanto, todas las compañías deben organizarse internamente para retornar de manera segura a espacios de trabajo.
Si bien el distanciamiento físico será parte de la “nueva normalidad”, la colaboración y la conexión humana son hoy más importantes que nunca, y contar con un espacio seguro para hacerlo será clave.
Pensar en un mundo laboral 100% virtual no parece la mejor opción. El covid-19 ha desmantelado el teletrabajo, mostrando que no reemplazará la interacción humana que se da en espacios físicos con los compañeros. Además, según la OMS, los trastornos por depresión y ansiedad cuestan a la economía mundial US$1 billón anual en pérdida de productividad, cifra que aumentará drásticamente a raíz de la coyuntura.
Así mismo, PageGroup, compañía de especializada en reclutamiento, manifestó su preocupación por algunas de las consecuencias que el teletrabajo podría tener: falta de motivación, poca comunicación con los demás integrantes del equipo, falta de sueño o pérdida de sentido de pertenencia con la organización. Y esto sin contar los conflictos familiares que se pueden generar por una excesiva convivencia.
Según la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, durante la cuarentena se han incrementado en un 142% las llamadas a la línea 155 para reportar hechos de violencia intrafamiliar, un aumento preocupante.
He ahí la dimensión del gran reto que tienen las compañías en esta era post covid-19. Además de diseñar espacios en los que los colaboradores se sientan a gusto y sean una fuente de inspiración, ahora debemos poner como principal prioridad la protección de la salud física y mental de todos los que hacemos parte de la fuerza laboral en el país.
Hay empresas en otros países y en Colombia que están empezando a marcar el camino, habrá que seguirlas de cerca para no perder tiempo en falsos intentos creativos.