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A medida que el covid-19 sigue aumentando en varios países, algunos empleadores dan por muerta a la oficina, y apuestan por el teletrabajo como mejor herramienta para enfrentar el futuro. No obstante, varias experiencias de años pasados y sobre todo de las últimas semanas, nos están demostrando lo contrario.
Con el teletrabajo, la gran mayoría hemos experimentado lo que ya es repetitivo oír, agotamiento físico o mental, más horas de trabajo o disminución de la creatividad, entre muchas otras. Sin embargo, con el paso de las semanas, hemos comenzado a descubrir limitaciones del teletrabajo que antes no veíamos, y que tienen un impacto más profundo en nuestro desempeño y el de las empresas.
Algunos de los líderes empresariales más importantes a nivel global, han manifestado su preocupación con la posibilidad de que se extienda a mediano y largo plazo el trabajo desde casa por los impactos que esto tendría en sus organizaciones.
Uno de los primeros en referirse al tema fue John Waldon, presidente y COO de Goldman Sachs, quien compartía hace unas semanas lo siguiente: “Nos preocupa que la cultura corporativa de la organización decaiga, estamos ansiosos por volver a tener algunos equipos en nuestras oficinas y empezar a reinvertir en el fortalecimiento de la cultura y el desarrollo de nuestros colaboradores”. Y es que la preocupación de Waldon como de muchos otros recae en que el teletrabajo está destruyendo silenciosamente identidades corporativas que tanto nos demoramos en construir.
Pero no es solo las identidades corporativas las que se han visto amenazadas, el impacto que tienen los espacios de trabajo en el desempeño de las personas y en el crecimiento de las empresas es innegable. Julie Sweet, CEO de Accenture; y Nicholas Bloom, profesor de Economía en la Universidad de Stanford, aunque comparten que fue una buena noticia el que pudiéramos seguir innovando de manera remota, concuerdan en que solo será una solución temporal, dado que el “engagement” entre personas resulta fundamental para tener éxito al largo plazo.
Bloom, además teme que la ausencia de los equipos en los espacios de trabajo, generen un declive en los procesos de innovación, y que esto cause que las ideas que hoy estamos perdiendo disminuyan la aparición de nuevos productos en 2021.
En ese mismo camino, Sundar Pichai, CEO de Google, una de las empresas que junto a WeWork promueve la colaboración y la comunidad como pieza fundamental para crear innovación, compartió en una entrevista su visión sobre el tema: “Nuestros campus están diseñados para permitir la colaboración y la comunidad. De hecho, algunas de nuestras mayores innovaciones fueron el resultado de encuentros al azar en nuestras oficinas, y está claro que esto es algo que muchos de nosotros no queremos perder nunca “.
Ahora bien, lo interesante es que esto del teletrabajo que estamos viendo y que para algunos de nosotros es nuevo, ya había sido probado algunos años atrás. Compañías como IBM, Best Buy, Bank of America o AT&T afirman que, al implementar el trabajo remoto durante la última década, la creatividad y la innovación sufrieron y se vieron afectadas, al igual que los empleados remotos, pues a menudo se sentían marginados, lo que los hacía ser menos leales a la organización.
Lo que sí nos ha planteado la pandemia, es la necesidad de espacios de trabajo flexibles en donde el teletrabajo y la oficina se complementen, y se den como opciones para los colaboradores. El más reciente estudio realizado por The Hallman Place Strategies en alianza con Replica, encontró que 70% de las personas quiere trabajar la mayoría de la semana desde sus oficinas, y han empezado a demandar mayor flexibilidad a sus empresas.
Modelos flexibles como el “hub-and-spoke”, en donde una empresa tiene una sede principal y algunas oficinas satélite en distintos puntos de la ciudad, parecen llegar para quedarse, pues le dan la facilidad a los colaboradores de escoger a qué edificio asistir según cercanía con sus hogares, reduciendo tiempo en transporte y en una era post covid-19, disminuyendo riesgos de contagio.
En conclusión, los espacios de trabajo se “humanizaron”, en las primeras semanas del covid-19, los tratamos de subvalorar, y muchos pensaron que eran cosa del pasado. Ejemplos del presente y de hace unos años nos hacen caer en cuenta de la importancia que tienen para el ser humano, nos ayudan a crecer como seres sociales que somos y sobre todo, a resolver problemas juntos, mediante una cultura colaborativa. Por ello, nos dimos cuenta que la oficina es una necesidad, no ha muerto y no morirá.
“Decir que los colaboradores podrán trabajar desde casa para siempre, es una buena estrategia de P.R, muy romántica e irreal. Volveremos a la oficina tan pronto exista una vacuna”, sentenció Jhon Sullivan, profesor de Management de la Universidad de San Francisco.