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El turismo y Europa siempre han tenido una relación muy estrecha. Basta echar un ojo a los últimos datos para darse cuenta de la importancia del sector en el continente. De los 10 países con mayor atracción de turistas internacionales del mundo, ocho se encuentran en Europa, con Francia España e Italia encabezando la lista. Solo en 2024, la región atrajo 747 millones de turistas internacionales (52,6% del total de turistas internacionales a nivel global). Entre las razones que han llevado a los turistas a decantarse por Europa durante las últimas décadas están su historia, su riqueza cultural, su diversidad y la seguridad.
Sin embargo, con la geopolítica marcando el paso, la tecnología se plantea como la gran aliada para moverse en los tiempos que corren y continuar evolucionando y liderando. En un mundo cada vez más complejo, hay un campo que está apareciendo de manera recurrente en la conversación estos días, pero que tiene un vínculo histórico con el desarrollo de la innovación: la inversión en defensa. Esta se plantea como respuesta a los cambios, pero ha tenido un papel destacado como catalizador de la transformación tecnológica. En un momento en que el gasto global de defensa ha alcanzado US$2,46 trillones en 2024, con un crecimiento de 7,4%, el corto plazo deja un panorama incierto, pero en el largo plazo, quizá la tecnología resultante pueda cambiar otros sectores como ya ha hecho con anterioridad.
La relación entre gasto militar e innovación tecnológica está documentada a lo largo de la historia. Fruto de ella han aparecido avances revolucionarios que han cambiado nuestras vidas. Tal es el caso de la inteligencia artificial, que nació en el seno del ámbito militar y hoy en día está plenamente integrada en otros sectores como el nuestro, el turismo, donde se está utilizando desde la seguridad en aeropuertos hasta en la personalización de los servicios para los viajeros. Otras tecnologías, como el big data, que ha mostrado su utilidad para monitorizar y controlar el flujo de viajeros, o la realidad aumentada, tienen un origen similar. Algo que todas comparten con uno de los mayores inventos de nuestra era: internet.
Todas estas tecnologías han dado como resultado avances en el sector civil y su implementación en lugares como Corea del Sur o Singapur puede ofrecen lecciones valiosas. Estos países han integrado tecnologías avanzadas -IA, Big Data e internet de las cosas- en sus políticas públicas para mejorar la seguridad, movilidad y eficiencia urbana. El resultado es que ahora son destinos percibidos como seguros y altamente conectados, lo que a su vez ha impulsado su atractivo turístico.
En este sentido, Europa tiene una ventaja competitiva única: además de ser un líder turístico global, también es clave en innovación. Entre 2019 y 2024 las empresas tecnológicas a nivel mundial levantaron US$502.115 millones (incluyendo Civictech, cloud security, ciber seguridad...).
Y según hemos sabido en los últimos días, la Cumbre de la Alianza Atlántica, Otan, tiene la expectativa de en junio se eleve el objetivo de gasto en defensa para superar 2% actual. Europa tiene ahí oportunidad para ser una fuerza motora no solo en servicios sino también en la parte tecnológica del sector más humano de todos y transformarse en un hub tecnológico global que mejore la movilidad turística, fortalezca la seguridad, atraiga startups innovadoras y desarrolle proyectos innovadores como los destinos turísticos inteligentes.
Esto, además, puede servir de inspiración para Colombia, un país que durante décadas ha priorizado la inversión en seguridad y en turismo como motor de desarrollo.