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Decir que el sector financiero en América Latina vive un cambio es infravalorar lo que está pasando en la región. Actualmente, estamos frente a una verdadera revolución de los servicios y productos financieros gracias a los avances tecnológicos y a las regulaciones que permiten la implementación del Open Banking en varios países. En el caso de Colombia, en el último año todo se ha dado, tanto por parte de los entes reguladores, así como por parte los diferentes jugadores como la banca tradicional y las Fintech, para que este modelo se establezca pronto.
Para dimensionar un poco el potencial del Open Banking, según PriceWaterhouseCoopers, en 2023 moverá ingresos por US$9.780 millones. Además, de acuerdo con Allied Market Research, en 2026 el tamaño del mercado alcanzará los US$43.152 millones. Estamos frente a una gran oportunidad y Colombia, con la expedición del Decreto 1297 el año pasado, que reglamenta el Open Banking, ha dado un paso contundente. Ahora bien, todo lo que está sucediendo es aún más prometedor.
Primero, el Gobierno Nacional le dio un espaldarazo al Open Banking en el nuevo Plan Nacional de Desarrollo, que contiene dos artículos (71 y 75) que apuestan por esta modalidad. Aquí se reconoce la apertura de datos como una herramienta clave para lograr una mayor inclusión financiera, así como una mayor innovación en servicios y productos. Además, se habla de portabilidad financiera, es decir, trasladar los productos y servicios a otra entidad con la información general y transaccional asociada a los mismos.
Segundo, el Banco de la República trabaja en el desarrollo de un Sistema de Transferencias Digitales Inmediatas (SPI), que permitirá hacer pagos y transferencias bancarias al instante, entre cualquier cuenta o producto financiero, sin importar a qué entidad pertenece el emisor y el receptor. La entidad ha tenido como referencia a PIX, el SPI de Brasil, que en solo dos años se convirtió en el segundo método de pago más usado en el país. Con la implementación de un sistema parecido en Colombia, prevemos un boom en los pagos digitales.
Tercero, Open Banking Exchange y varios actores del sector financiero realizarán el primer piloto de Open Banking en Colombia. Este proyecto piloto será una oportunidad para exponer las necesidades del ecosistema hacia el regulador, evaluar el grado de preparación del mercado, conocer las oportunidades de negocios y aprender de manera práctica.
El cuarto y último elemento es que la Superintendencia Financiera presentará este primer semestre los estándares tecnológicos y de seguridad para el desarrollo de la arquitectura financiera abierta en Colombia. Esta será la base principal para que todas las entidades tengan los mismos lineamientos de forma clara y así avanzar en sus estrategias de Open Banking.
De esta forma, vemos que el Gobierno, los entes reguladores y el sector privado se están alineando para que el Open Banking sea una realidad. En últimas, con todo lo que está sucediendo, el usuario será el mayor beneficiado.
