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Las cifras en número por sí solas pueden decir mucho o muy poco. Esta en especial es poderosa pues se refiere al propósito personal de 8.500 personas que se unieron a una causa común de relevancia sostenible para el país. El domingo pasado asistí a la Carrera Verde, una iniciativa impulsada por la Fundación Natura con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos en Colombia y con la vinculación de diferentes sectores como la educación con el Gimnasio Fontana como primer colegio Carbono Neutro del país. Más que una carrera, esta es una causa sostenible, un movimiento que ya llega a su noveno año en el país y que a través de una competencia atlética busca no sólo promover el cuidado del medio ambiente sino también la activa participación de los ciudadanos en iniciativas de restauración como la siembra de árboles en reservas naturales en diferentes regiones del país. En este caso Bogotá en un momento tan crítico como la escasez de agua. Ya se han sembrado cerca de 200.000 árboles en los últimos años en la Reserva Biológica Encenillo en las afueras de la ciudad.
Hacer parte de un evento como estos y tener la oportunidad presenciar cómo el Parque Simón Bolívar acoge a multitudes de personas que se vistieron de verde para correr por los humedales de Bogotá, me llenó de esperanza y de ganas de seguir trabajando por el futuro sostenible del país. El error en el que caemos muchos es pensar que los grandes desafíos sostenibles son responsabilidad de gobiernos y organizaciones más no de los individuos. Tendemos a pensar desde nuestra visión antropocéntrica del mundo que las pequeñas acciones cotidianas no tienen el potencial de generar grandes impactos. No sabemos lo equivocados que estamos. Para la muestra un botón: el alcalde Carlos Fernando Galán asistente a la Carrera confirmó que parte del problema del agua en Bogotá se genera en los hogares todas las mañanas en el momento de bañarnos y que los largas duchas que tomamos los bogotanos son causantes hasta en 80% de la escasez que vivimos ahora. Volviendo al tema de los números y su significado imagine usted 8 millones de habitantes en la ducha todos los días sin un límite de tiempo consciente. Con respecto a esta problemática los atletas recibieron en su kit un reloj de arena con un conteo de cuatro minutos que se supone es el tiempo prudente y necesario para tomar una ducha que sea sostenible.
El domingo la ciudad se vistió de verde y recibió en un momento de crisis uno de los mejores homenajes: una carrera por la vida, por la naturaleza. Personas de todas las edades, familias con niños y sus mascotas, adultos que venían por sí solos a superar sus propios récords, grupos de empleados motivados por sus empresas, colectivos sostenibles, artistas que creen en una causa sostenible y muchos más queriendo ser un movimiento que tenga un impacto tangible en su ciudad Bogotá.
La sostenibilidad no es una agenda sólo de los gobiernos es un compromiso individual con la vida. La sostenibilidad es una manera de ver y habitar el mundo en donde entendemos nuestra interdependencia con todo lo que existe y al mismo tiempo asumimos nuestra responsabilidad de comprometernos con hábitos que construyan un planeta habitable en el futuro. Todo empieza por nosotros, por reconocer que tenemos mucho por hacer, que nuestra vida cotidiana, profesional o familiar puede contribuir a un mañana sostenible. Recuerdo una máxima de Martin Luther King “nuestra meta es crear una comunidad de amor y esto requerirá un cambio cualitativo en nuestras almas y un cambio cuantitativo en nuestras vidas”.
Estas palabras inspiradas llegan como una revelación minutos antes de subir al escenario del Parque Simón Bolívar a dar una sesión de yoga y mindfulness a todos los corredores que llegaron después de recorridos 3, 5 ó 10 kilómetros con un cansancio feliz. Subo a la tarima respiro profundo y multiplico por 8.500 todo el poder de nuestra práctica para conectar con nuestras almas y con la naturaleza y agradecer a la existencia que aún existan movimientos y ciudadanos que crean en el poder de las pequeñas acciones que multiplicadas generan grandes y positivas transformaciones. Esta, en definitiva, no fue una carrera contra el tiempo, sino en pro de la vida y los humedales de nuestra amada ciudad. Que el próximo año seamos muchos más.