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Al tener el monopolio natural del tratamiento y distribución del agua, nuestra Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá no ha tenido que publicitar la promoción de la venta del líquido, como lo hace cualquier tipo de comercio que desea que su producto sea adquirido por la ciudadanía.
Paradójicamente, las campañas que la Empresa ha tenido que implementar a lo largo de su historia son justamente para lo contrario, es decir, para que la gente no consuma tanta agua o haga un uso racional de ella.
De la historia reciente de la Empresa quiero resaltar tres momentos en los cuales se debió acudir a la conciencia ciudadana para cuidar el recurso hídrico, mediante campañas a través de los medios de comunicación a los que podía tener acceso la comunidad y que respondían a diferentes problemáticas por las cuales atravesaba la ciudad.
A finales de los años 80 y principios de los 90, Bogotá sufría un incremento significativo en adulteración de medidores y conexiones ilegales o clandestinas, especialmente en las zonas industriales de Soacha y Cazucá, y en los barrios ubicados a lo largo de la Calle 13, entre la Avenida Boyacá y Fontibón. Para combatir este fenómeno se creó la campaña “Tú eres el guardián del agua”, promovida especialmente en medios impresos y afiches que se pegaban por toda la ciudad y en la que aparecía como protagonista nuestra mascota de la Empresa: una ranita sabanera haciendo diferentes actividades que requerían un uso responsable del agua e invitando a denunciar el robo del recurso.
Esta campaña se fortaleció con una serie de acuerdos de pago e incentivos para los usuarios que tenían conexiones irregulares, logrando legalizar más de 11.000 predios subnormales.
Luego, a finales de los 90, la ciudad tuvo que afrontar una de las crisis de agua más complejas de su historia, originada por el derrumbe en los túneles que llevaban el agua desde Chingaza hasta el embalse de San Rafael; era 1997 y la ciudad entró en un racionamiento similar al actual, estaba dividido por zonas y la empresa, de la mano de la administración distrital, hizo un llamado constante al ahorro con el fin de que el agua acumulada en ese embalse alcanzara hasta que se reparara el daño. Una de las acciones pedagógicas denominada “No se raje, ahorre agua”, buscaba que la ciudadanía implementara sistemas básicos de medición del agua en sus hogares, campaña que, sumada al llamado constante a cambiar hábitos de consumo, logró que Bogotá no se quedara sin agua hasta superar la contingencia.
Por último, vale la pena destacar las diferentes estrategias que hemos implementado este año desde que nos enfrentamos a la difícil situación de los embalses. Campañas como “Pilas con el niño”, “Juntos por el agua”, o “Cada gota cuenta”, que han sido divulgadas en radio, prensa, televisión y redes sociales, han logrado que junto con el racionamiento, millones de habitantes de Bogotá vayamos cambiando progresivamente nuestra relación con el agua, logrando ahorrar más de 30 millones de metros cúbicos, lo que equivale a más de 12.000 piscinas olímpicas, y que estemos superando con éxito este reto que nos plantea el cambio climático, y que hemos atendido con acciones de corto, mediano y largo plazo
Desde el Acueducto de Bogotá seguiremos promoviendo el cuidado del recurso y garantizando su calidad. Nuestra gratitud infinita con los medios de comunicación, porque nos abrieron sus páginas y sus micrófonos para difundir este mensaje que beneficia a quienes hoy vivimos esta contingencia y, especialmente, a las próximas generaciones que tendrán incorporada en su conciencia una nueva cultura sobre el uso racional del agua.