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Desde hace varios meses se ha venido consolidando una fuerte crisis en el sector lácteo colombiano producto principalmente de dos fenómenos: 1. una fuerte contracción de la demanda (más de dos años de reducción de aproximadamente 8% anual en el volumen de ventas) y, 2. Una sobreproducción de leche por efecto de un clima favorable en las principales zonas de lechería especializada, la cual el mercado no ha podido absorber. Como consecuencia de lo anterior, el país hoy cuenta con altísimos inventarios de leche y quesos que no han logrado ser ubicados en el mercado doméstico. Situación esta, que tiende a agravarse, dado que estamos en un momento donde tradicionalmente por efectos estacionales se producen más partos, más forraje y por ende más leche. Leche que la industria no puede seguir recibiendo pues significaría que los inventarios ya mencionados se sigan aumentando.
Según la Unidad de seguimiento de precios del Ministerio de Agricultura, estos han crecido un 234% en el último año y hoy equivalen a alrededor de 217 millones de litros de leche cruda. Si bien las empresas los vienen rotando para proteger la vida útil, lo cierto es que no disminuyen, manteniendo copadas las bodegas y exigiendo cuidados extremos para garantizar su calidad. Para el caso específico de los quesos, se requiere que estos sean almacenados en ambientes controlados en temperaturas y humedad principalmente.
Diferentes gremios plantean la realización de campañas de mercadeo para incrementar el consumo, que, si bien son muy importantes, sus efectos no son a corto plazo. Además, las campañas deben ser de largo aliento (5 años o más) y no solamente puntuales frente a la coyuntura actual. Hay que destinar recursos provenientes de los aportes parafiscales, como lo han hecho otros gremios, tales como ha sido el caso de los porcicultores y avicultores con muy buenos resultados en el mediano y largo plazo.
El asunto es que las ubres ya están llenas y necesitamos tomar decisiones rápidas al respecto. En un país como Colombia, no tiene ningún sentido que se desperdicie la producción de leche, un alimento rico en nutrientes, y muy importante para la nutrición de todos los colombianos, principalmente los niños, mujeres gestantes y adultos mayores.
Otra propuesta, es poder sacar al menos la mitad de ese inventario (108 millones de litros), vía exportación. Si bien, esto significa un reto pues no contamos con los clientes y tampoco tenemos materia prima a un precio competitivo, creería que es uno de los caminos más rápidos que podemos empezar a recorrer.
Desde el punto de vista precio, la propuesta es pagar el volumen destinado exclusivamente para exportación al valor definido por el Ministerio de Agricultura para las Zomac que actualmente está a $1262 por litro. Esto permitiría a la industria ofrecer los productos de forma competitiva en el mercado internacional. El valor que hoy se le paga al ganadero por la leche y el cual se encuentra regulado, no permite ser competitivo en el mercado externo.
Una alternativa adicional sería que, bajo la misma fórmula de compra de leche al ganadero a precios Zomac, adquirir la materia prima para que esta sea destinada a la producción de productos para los programas del Gobierno tales como la alimentación escolar, las fuerzas militares y las cárceles entre otros.
Si no se adoptan medidas urgentes que conduzcan efectivamente a la reducción de los actuales inventarios, la crisis que enfrenta el sector tenderá a recrudecerse, más aún si no se s tiene en cuenta como ya se dijo, que viene la temporada de aumentos significativos en la producción de leche en el país. Lo importante es hacer algo ya y no quedarnos como reza el refrán popular: llorando sobre la leche derramada.