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Es un momento histórico que el país debe aprovechar. Colombia está en boca de todos en el plano internacional, esta vez, por los esfuerzos positivos que los actores sociales realizan a diario. Pero cuando llegan los buenos resultados, es también el momento de cuestionarse sobre lo que realmente el país y Bogotá han hecho para merecer la atención y el respaldo del mundo. En esta línea, el crecimiento de la ciencia y educación genera aún muchas dudas por el contraste entre el potencial y el talento que existen frente al poco apoyo que los gobiernos y la empresa han dado.
Desde la llamada Misión de Sabios en 1994, se mantiene la firma promesa de escuchar sus recomendaciones y planes, sin embargo, las transformaciones se dan de forma lenta sin la fuerza que la sociedad requiere para seguir el ejemplo de países como Corea del Sur, que en poco años ha renovado su modelo de desarrollo a partir de la inversión en ciencia, tecnología e innovación.
La ciencia y la educación son fundamentales en el cambio del modelo social, una opción que más allá de aportar al desarrollo de la competitividad y el sistema económico, se convierte en una forma de reducción de desigualdades, construcción de equidad, mejoramiento de calidad de vida y consolidación de la paz. Esta apuesta la ha liderado grupos de valientes científicos y educadores. Hoy, son cada vez más los líderes públicos y privados que comparten el mismo objetivo, así en las últimas dos décadas se han multiplicado las propuestas que generan apropiación social del conocimiento en el país, y Bogotá ha sido actor preponderante de este movimiento.
Maloka, proyecto pionero que como Programa Nacional de Cultura Ciudadana inició hace 17 años, impulsa la generación de avances en el sector. En su rol como polo de desarrollo social, la entidad privada sin ánimo de lucro ha afianzado la creación de políticas públicas en el sector, además de llegar a millones de personas con una propuesta innovadora de aprendizaje.
Ahora se abre una nueva posibilidad de crecimiento para el país: la Red Mundial de Centros Interactivos de Ciencia decidió que en 2020 la Cumbre Mundial se realizara en Latinoamérica. Este encuentro reúne a los mayores líderes y aquí se define la agenda común de trabajo para todos los Centros, así como el tema que ocupará al mundo por los siguientes tres años. Los aportes y la influencia de este tipo de eventos reside en la construcción de nuevas políticas y estimulación de fuentes de financiación en el país de origen. Maloka y Bogotá son candidatos idóneos para representar a la región, no solo por los esfuerzos que la comunidad científica ha realizado para construir y generar cambios, sino precisamente por las necesidades que aún Colombia adolece al respecto. El proyecto impulsará un movimiento en el país que no esperará hasta el día del evento, será más bien dicha fecha el momento en que podamos como país mostrarle a los invitados y a nosotros mismos los logros alcanzados en el período preparatorio. El eje de la conversación no puede ser otro que “Ciencia y Educación para la Paz y la Equidad”. Son múltiples las entidades públicas, privadas, internacionales y personas que se han unido a la iniciativa. Invitamos a que cada día seamos más.
La ciudad está preparada para recibir esta y muchas otras experiencias internacionales. El Bureau de Convenciones de Bogotá y Cundinamarca ha realizado un excelente trabajo al posicionar a la ciudad como un lugar idóneo por razones de conectividad, infraestructura, logística y riqueza cultural, a tal punto, que Bogotá es la única ciudad suramericana miembro preliminar del Best Cities Global Alliance.