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Hace diez días, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentaba la estrategia de España para el futuro de la Unión Europea, en la que apostaba por aumentar su participación en la economía global con iniciativas para consolidar, diversificar y ampliar vínculos con los países que comparten con nosotros principios, valores e intereses. Entre ellos, por supuesto, los de América Latina y el Caribe que creen en la reciprocidad y el multilateralismo y que quieren mejorar sus estándares sociales y medioambientales.
Simultáneamente se celebraba la primera cumbre de ministros de Finanzas UE-Celac, con la participación de 60 países de Europa y Latinoamérica que representan 14% de la población mundial y 21% del PIB global. Una reunión en la que se acordó el mecanismo de gobernanza para desplegar una agenda de inversiones público-privadas por $45.000 millones de euros hasta 2027, destinados a la transformación verde, digital y social de América Latina. Y en el que la Comisión Europea contará con el apoyo de instituciones como el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Paralelamente a ese encuentro, CAF organizó una jornada donde tuve la oportunidad de presentar la ponencia ‘Creer, crear y crecer’.
Son tres acciones que resumen la forma de ser y actuar del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi). Porque el primer paso de las empresas para tener impacto en la sociedad es creer en ella, en nuestros países y en Iberoamérica. Además, hay que crear más y mejores empresas. Y asumir crecer como objetivo irrenunciable.
Si desde hoy no ponemos el foco en crecer, nunca conseguiremos los avances que la sociedad necesita. Ni generaremos oportunidades para los ciudadanos, ni recursos para superar desafíos. Pero también es importante crecer hacia dentro. Nadie discute que Latinoamérica está más abierta al mundo, recibe más inversiones y es un inversor más activo. Pero necesitamos más empresas ‘multilatinas’ que refuercen el sentimiento de pertenencia a un mismo espacio económico y social.
Estas son las metas que Ceapi, organismo que me honro en presidir, se ha fijado para este curso, y cuyos resultados y estrategias se debatirán en el próximo congreso de la organización, del 17 y 19 de junio en Cartagena de Indias, y que contará con el patrocinio de CAF, presidido por el colombiano Díaz-Granados.
Con ese fin, todos aquellos empresarios dispuestos a ser activistas del cambio están convocados a unirse a los 250 presidentes de empresas de 18 países que compartimos esa convicción, como los responsables de los grupos colombianos Gilinski, Trinity, Colpatria o Aval, entre otros.
Es hora de que las empresas iberoamericanas comencemos a trabajar juntas, sin demora, para ser competitivas, hoy y dentro de una década, en un espacio económico de nuevas dimensiones. Me refiero a ese triángulo virtuoso definido por Latinoamérica, EE.UU. y Europa. Mientras escribo este artículo en Nueva York, donde Ceapi ha organizado cuatro encuentros con los presidentes de Paraguay, Ecuador, República Dominicana y Belice, reforzando el eje Latam-EE.UU., acabamos de ser testigos de cómo el eje Europa-Latinoamérica acelera e intensifica sus relaciones…
Es tiempo de creer juntos, crear juntos y crecer juntos para obtener los mejores resultados ante retos como la transición verde, la transformación digital y el desarrollo humano: para que nadie, ningún país, comunidad o ciudadano se quede atrás en el camino hacia el futuro.