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Analistas 13/02/2023

IA y comunicación, la clave es la estrategia

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA

La inteligencia artificial (IA) fue una de las tendencias anunciadas en 2022, que ha acabado por convertirse en realidad. ¿Qué es lo que ha cambiado en los últimos meses? Pues que se ha democratizado a través de nuevas o mejoradas aplicaciones que integran esta tecnología. Solo la semana pasada Google presentó Bard, y el buscador de Microsoft, Bing, integró ChatGPT.

Estamos ante una universalización del uso de la inteligencia artificial, como hizo Google hace 25 años con el acceso a la información. Esta es una de las grandes diferencias con un Metaverso todavía despoblado, donde un evento convocado por la Unión Europea, con un coste de US$400.000, congregó a seis asistentes. Mientras, la IA es real, se puede usar y obtener resultados tangibles.

Pero, ¿por qué es apasionante la IA? Porque desarrolla actividades que hasta ahora requerían mucho tiempo, inversión y recursos humanos; marcando un antes y un después en la organización de las empresas.

Si esto lo trasladamos al campo del marketing y la comunicación vemos que textos como este artículo o ilustraciones que requerían una semana de trabajo, reducen los plazos a minutos. Además, ese material que producen es único e inimitable. La IA también tiene capacidad para realizar informes, analizar datos, traducir idiomas, crear chatbots o generar interfaces; contribuyendo a incrementar la productividad de la empresa, al mismo tiempo que mejora la experiencia de los usuarios y la satisfacción de los clientes.

Incluso puede competir con los influencers, generando contenido -hasta podcast- para redes sociales a un ritmo muy superior, calculando impactos, y teniendo en cuenta los SEO para conseguir el mejor posicionamiento entre las comunidades digitales que más nos interesan. En cuanto a conocimiento, hay pocos límites y cada vez habrá menos. Hace dos semanas ChatGPT consiguió aprobar el examen de un profesor universitario de Wharton, en EE.UU.

En un mundo en que esas tareas productivas e, incluso, creativas son asumidas por nuevas herramientas hay que replantearse dónde está el valor de las consultoras o departamentos de comunicación y de marketing. Y, en un plano más concreto, cómo afecta a los equipos humanos. Cuando la ejecución ha dejado de ser importante, hay quién apuesta por hacer negocio de la relación entre persona y la IA, a través del lenguaje. Si bien todavía se generan errores entre lo que queremos y lo que obtenemos, la mejora entre sucesivas versiones de los sistemas es brutal, y los algoritmos acabarán por entendernos de forma natural, como ya lo hacen los principales buscadores. Es cuestión de tiempo.

Entonces, ¿dónde va a estar el valor añadido? En pensar qué es lo quieres hacer y conseguirlo; el por qué y el para qué; la estrategia, las metas y los objetivos. El cómo -los contenidos, el texto o la imagen- lo va a generar la IA.

En este momento del debate, lo importante no son las respuestas: son las preguntas. Y siempre en positivo, sin miedo. No veamos en la IA una amenaza a nuestros modelos de negocio. Todo lo contrario; es nuestra mejor aliada. No es la primera ni la última revolución tecnológica que afecta a la comunicación: la imprenta en el siglo XV; la radio, la televisión e internet en el XX; las redes sociales y la IA en el XXI. Y no sabemos lo que está por llegar.

Lo que está claro es que la IA rompe las fronteras conocidas y abre nuevos horizontes; incluso puede ayudarnos a descubrir y explorar más de un océano azul. La carrera ya ha comenzado y el desafío es apasionante.

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