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Analistas 22/11/2021

La diversidad siempre genera riqueza

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA

La diversidad es un valor plural y al alza que permite crecer y crear. Hoy, quiero hablar de la diversidad generacional y su impacto en las empresas. Y lo, primero, es alertar sobre dos generaciones a las que muchas compañías no prestan la atención que merecen. Me refiero a la generación Z (entre 11 y 27 años y 25% de la población mundial) y a la generación Silver (entre 55 y 75 años, y 30% de la población). Dos franjas que suman la mitad de la población mundial y protagonizan una transformación socioeconómica sin precedentes.

Estamos en una tormenta perfecta de la que hay que salir. Se expulsa a los mayores de la fuerza laboral y no se les reemplaza por jóvenes, sobre todo cuando por la pandemia se han cancelado planes de becas y formación. Como nos advierte Asunción Soriano, CEO España de Atrevia y coautora del libro De los Z a los Silver, es necesario un aviso a navegantes: la generación X (nacidos entre 1965 y 1981), y a la que pertenecen la mayoría de los directivos de las empresas, debe dejar de mirarse el ombligo, ampliar foco y observar la sociedad con gran angular.

Mientras, ¿Qué nos estamos perdiendo? En el caso de los Z, su irreverencia, que en realidad son ganas de cambiar el mundo. Son emprendedores, que es lo que necesita una sociedad para progresar. La inmediatez es otra de sus cualidades: son nativos digitales y toman decisiones a golpe de clic. Y aunque son los mejor informados, los Z se hacen y formulan constantemente preguntas. Eso es bueno para una empresa. El peligro es dar todo por bueno.

Los Silver tienen una gran capacidad de resiliencia y gestión del cambio. En la pandemia, se han adaptado al teletrabajo, manejan internet, muchos usan la banca online y las redes sociales. Se cuidan cada vez más y gozan de buena salud. Además, tienen gran capacidad adquisitiva y, en países como España, concentran 50% del consumo. Las empresas deben ofrecer cada vez más productos y servicios pensados por y para ellos.

Las compañías deben escuchar y aprender de ambas generaciones en todos los ámbitos. Por ejemplo, la preocupación por el planeta y el no juzgar las nuevas tecnologías como amenaza a su puesto de trabajo de los Z combina bien con la experiencia de los Silver y su capacidad de aprender de los errores. No se puede poner a personas iguales a trabajar juntas. Eso solo lleva a repetir. Y repetir es el comienzo del desastre.

Combatir el déficit de diversidad nos reportará un retorno intangible. Al fin y al cabo, las empresas tienen que hablar el mismo idioma que la sociedad, identificar sus aspiraciones. Para ello, tienen que reforzar su diversidad interna y su capacidad de escucha. No sirven cuotas ni estadísticas. Las empresas se construyen de dentro a fuera. Y la diversidad tiene que ser parte de su ADN, reflejarse en sus equipos y unidades de negocios, y crear cauces y mecanismos de comunicación entre ellas.

El talento no sabe de edades. Aprovechemos el capital humano con inteligencia, implantando procesos de co-creación. No tiene la misma visión del mundo un ingeniero de 25 años que uno de 50. Y las dos son tan válidas como necesarias. Para comprender el mundo de hoy y para prepararnos para el mundo del mañana.

Integrar la diversidad en nuestra organización reforzará nuestra posición estratégica, ofertando soluciones adecuadas a las demandas de cada generación. La diversidad genera riqueza. Nos facilita llegar a más públicos y amplia las expectativas de crecer. Pero, a menudo, olvidamos que todos hemos sido jóvenes y todos seremos mayores.

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