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Del congreso organizado por el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi) que se celebra estos días en Cartagena de Indias ya podemos sacar una conclusión: Latinoamérica y sus empresarios piden paso. Se trata de un encuentro en el que hablamos de mujeres, futuras generaciones y empresas familiares, tres fortalezas de la región. Pero también de cómo contribuir a acelerar el crecimiento económico.
Colombia es buen ejemplo de la incorporación de la mujer al tejido empresarial. Pero el reto de cada mujer que tiene éxito es evitar convertirse en la excepción que confirma la regla. Por eso, cada mujer tiene la obligación de intentar ayudar a otras mujeres. Y todo ello sin crear bloques enfrentados a los hombres, mirando en la misma dirección, mejorando las expectativas de todas, incluidas las víctimas de la trata, la violencia o los abusos.
Latinoamérica tiene una ventaja competitiva en su población joven, -next generation-, una de las numerosas del planeta y cada vez mejor formada. Necesitamos su visión del mundo a la hora de hacer negocios; que den un paso al frente y se conviertan en empresarios. Eso sí, conscientes de que ser empresario no es un trabajo; es un proyecto de vida. Y que sin una pizca de obsesión es muy difícil alcanzar el éxito.
Y no podemos olvidar que 80% de las empresas medianas de América Latina son familiares y que el gran desafío es que sobrevivan a la siguiente generación. Para ello, la toma de decisiones no debe ser siempre por criterios financieros; hay que hacer un hueco a la generosidad. Y, por supuesto, no podemos limitarnos a gestionar la empresa que crearon nuestros padres o abuelos. Hay que mantener siempre vivo el espíritu emprendedor. Un día que no cambias es un día en el que tu empresa familiar empieza a morir.
Estos son algunos de los mensajes que los 400 presidentes de compañías o miembros de familias empresarias estamos lanzando desde Cartagena de Indias, reunidos bajo el lema: Creer, crear y crecer: Iberoamérica ante el reto de la productividad y el crecimiento. Porque, pasado el ciclo electoral en grandes países como Argentina o México, toca concentrarse en alcanzar tasas de crecimiento que reduzcan las desigualdades: el mayor reto de la región.
Y, para ello, entre todos (gobiernos, empresarios, agentes sociales) hay que generar un clima favorable a los negocios. Sobre todo cuando el viento sopla a favor de Latam. Por primera vez en muchos años, el mundo ha vuelto los ojos hacia la región y todos los países quieren ganar influencia con alianzas estratégicas. Somos atractivos para inversores de todos los continentes. Una ocasión geopolítica y geoeconómica que hay que aprovechar.
Los empresarios que formamos parte de Ceapi ya lo estamos haciendo. Estamos dispuestos a que esta cita de Cartagena, como en las siete anteriores, deje huella. Es una reunión de empresarios para empresarios; en la que compartimos experiencias y aprendemos de grandes líderes empresariales cómo toman las decisiones y cuándo cambiar el rumbo de nuestra compañía. Y es que, cuando se reúne gente brillante con capacidad de decidir, es imposible que no sucedan cosas.
Porque, al margen de la diplomacia de los gobiernos, existe la diplomacia empresarial, y en Ceapi estamos dispuestos a construir una que favorezca los intereses de la región. Latinoamérica está en un momento único y los empresarios de ambas orillas del Atlántico estamos dispuestos a asumir nuestra responsabilidad para hacer posible lo que muchos consideran imposible: creer, crear y crecer en Iberoamérica.