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Analistas 11/06/2014

Redes Sociales, un aliado imprescindible

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA
La República Más
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Cada vez hay más ejemplos de líderes políticos que utilizan internet para construir su reputación y captar votantes. Uno de los ejemplos más conocidos es Barack Obama, que en 2008 y 2012 sorprendió a propios y extraños con su campaña electoral en las redes e, incluso, en la última contienda utilizó este canal para “llegar” a los votantes indecisos. Ahora es el Presidente con más seguidores en el mundo: 43,5 millones, sólo en Twitter.

No son los únicos políticos que utilizan internet para reforzar su imagen. En Iberoamérica contamos con un nutrido grupo de líderes que aparecen en los principales puestos de los rankings mundiales. Entre ellos, Cristina Fernández de Kirchner, Enrique Peña Nieto, Juan Manuel Santos y Dilma Rouseff. 

 No voy a hacer un análisis político de sus programas, pero lo que podemos aprehender de su experiencia es cómo podemos, y debemos utilizar las redes sociales para reforzar la identidad de nuestras empresas. 

En la consultora que presido tenemos la oportunidad de hablar con numerosos empresarios de distintos países iberoamericanos. Hay una serie de líderes con una buena reputación ‘offline’, que sin embargo parecen haber renunciado a crear una reputación ‘online’ fuerte. No es que no estén en internet, sino que han renunciado a controlar su identidad digital como parte de su marca personal. Hay que estar en internet y hay que estar con voz propia y el apoyo de nuestro equipo.

¿Es positivo o negativo? Ésta fue una de las preguntas que planteé en 2013, cuando trasladé mis reflexiones sobre el liderazgo y la comunicación al libro ‘Micropoderes’. Mi experiencia me lleva a pensar que el liderazgo ‘online’ forma parte de la marca de la empresa. Es un proceso irrenunciable en la consolidación de la identidad.

Las organizaciones deben reinventarse continuamente y, hoy más que nunca, debemos  comunicar nuestros valores corporativos. Una empresa que aspire a ser líder debe serlo también en la red. Internet nos ofrece no sólo la posibilidad de hablar de nosotros, sino la oportunidad de escuchar a todos los ‘stakeholders’ o Grupos de Interés: accionistas, empleados, proveedores, clientes… Administración.

El secreto para trabajar la reputación es conocer lo que los demás dicen de nosotros, cómo nos definen. Así podemos reforzar unos conceptos con base a objetivos de posicionamiento.

En las redes sociales, la influencia se construye y se destruye. Las redes se convierten así en un aliado imprescindible para transformar nuestra organización en una comunidad de personas aglutinada en un interés común. Twitter, como el resto de las redes, no es sólo un canal de comunicación y de posicionamiento, es también una herramienta de negocio que nos permite detectar, a través de un diálogo fluido con nuestros públicos, las áreas que mejor funcionan de nuestras empresas y las actividades que debemos mejorar.

En ocasiones veo que hay presidentes y altos directivos que padecen cierto vértigo al cambio que provoca internet. Recientemente, en ese diario, se ha publicado un interesante artículo fechado en Madrid sobre la brecha digital entre algunos empleados jóvenes y los gerentes de mayor edad. Este desconocimiento de las herramientas digitales puede generar frustración y temor, miedo escénico incluso, ante la posibilidad de recibir aceradas críticas en la red.

Pero la alternativa no es entre estar en la red o pasar inadvertido, sino entre Ser (con mayúsculas) en la red, y poder hablar, o no estar y dejar que los demás hablen por nosotros.

Cierto que esto conlleva riesgos, pero hay que conocerlos y afrontarlos. El secreto es rodearse de buenos equipos que ayuden a los líderes a trabajar su identidad, definir objetivos y formatos de comunicación.

En realidad, no hay alternativa. En internet hay que estar y, además, hay que liderar la conversación. Si lanzamos los mensajes adecuados y mantenemos una actitud abierta y proactiva, si dialogamos con los grupos de interés y les hacemos partícipes de nuestros objetivos, multiplicaremos el impacto de nuestras opiniones y conseguiremos que los ‘stakeholders’ sean los embajadores de nuestra marca. 

Seremos entonces líderes en la sociedad y en la red.

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