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La guerra de poder que se libra en el mundo también incluye la visión más íntima del ser humano y la sociedad. Frente a la cultura profundamente centrada en el individuo que nace en Europa y alcanza su máximo exponente en EE.UU., Asia tiene una visión donde lo colectivo importa. No sabemos quién ganará la batalla, pero sí que la demografía es factor decisivo, y que dónde más crece la población es en Asia.
En todo caso, si los países se debilitan y fragmentan, nos perjudica. Por eso, con independencia de quien nos gobierne, debemos evitar que la desesperanza divida más nuestras sociedades. Hoy, con las fiestas, es momento de “hacer más por los demás” y repensar cómo nuestras empresas pueden tener un mayor impacto positivo en la sociedad y en la construcción de un futuro mejor. Para lograr resultados óptimos en este propósito, debemos tener en cuenta cuatro aspectos clave:
1. Comprometernos con nuestro entorno: Las empresas tienen un papel crucial en la sociedad: satisfacen necesidades humanas y, al usar eficientemente recursos humanos y materiales, generan beneficios. Pero también es esencial que definan su compromiso con el entorno y la comunidad en la que se desenvuelven. Colombia es un país generoso; y sus empresarios también. Aquí hay buenos ejemplos de empresarios cuyo compromiso, más allá de la afinidad política con el gobierno, radica en la convicción de que progreso social y crecimiento económico acaban siendo las dos caras de la misma moneda.
2. Invertir generando impacto social: Es crucial cuestionarnos qué hacemos con los beneficios que genera nuestra organización. Además de reinvertir para ganar competitividad, las compañías tienen el poder de desarrollar acciones con impacto social. Existe una gran variedad de instrumentos, desde fondos de inversión que apoyen empresas que emplean a personas en riesgo de exclusión, a desarrollar productos específicos para mejorar la nutrición en grupos vulnerables, que demuestran que es posible combinar rentabilidad y cambio positivo en la sociedad.
3. Definir el futuro que queremos: Las empresas no solo operan en el presente; también son actores que contribuyen a definir el futuro. Como empresarios, cada decisión que tomemos hoy tendrá consecuencias en el tiempo. Por eso es fundamental que nos preguntemos ¿qué podemos hacer diferente?, ¿cómo reducir la huella de carbono?, ¿cómo beneficiar a la comunidad? Estas reflexiones sobre qué vender, a quién comprar y cómo producir tienen un gran impacto en la sociedad. Nuestra relación con los agentes de la cadena de valor y los grupos de interés puede marcar la diferencia.
4. Considerar las donaciones como opción: Aunque durante siglos se consideró que la donación era la única forma de ayudar; la realidad ha demostrado que, si bien no debe ser la principal opción, sigue siendo necesaria para atender necesidades básicas e inmediatas. Hay situaciones donde el dinero llega dónde no puede nuestra empresa, especialmente en crisis de corto plazo, y donde esa transferencia de recursos puede ser la decisión más acertada y beneficiosa para quien necesita apoyo.
Cada vez más empresarios se hacen estas preguntas y ya están poniendo en marcha iniciativas para mejorar su país, en Colombia y en el resto del mundo. Hablamos de propuestas y soluciones universales y válidas para todo el planeta. Lo que es seguro es que cuanto antes empecemos a “hacer más cosas por los demás”, mejor. Transformemos nuestras empresas para construir un mundo más habitable y con más oportunidades para todos. Así que en 2025, no pienses, actúa.