MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Partiendo de la base de que a nadie le gusta escuchar críticas, me alegra saber que se ha celebrado con éxito el nuevo curso ofrecido por el equipo de capacitación de Inforpress, ¿Cómo doy un feedback negativo sin parecer un canalla?, ya que ofrecer una buena retroalimentación es la asignatura pendiente de muchos directivos.
A lo largo de mi vida profesional me he dado cuenta del valor que tiene el feedback en el proceso de comunicación para el impulso de nuevos comportamientos y la asunción de retos. Es un elemento importante que en ocasiones se deja al azar, la improvisación o ni siquiera se llega a realizar.
La comunicación de las reflexiones sobre el trabajo de subalternos merece especial precisión para que cause el efecto que buscamos; un proceso mal gestionado, que puede pasar por elegir un lugar inapropiado a utilizar un canal equivocado, puede provocar los efectos contrarios a los deseados, más aún cuando lo que está en juego es comunicar un mensaje negativo.
Este tipo de feedback debe ser ante todo constructivo y para ello necesitaremos aplicar una metodología rigurosa que combine la parte emocional con la racional y poner en juego nuestras propias habilidades basándonos siempre en tres ejes: sinceridad, coherencia y experiencia.
Hablemos un poco más sobre la retroalimentación. Resulta evidente que para dar un feedback negativo es imprescindible conocer al colaborador y tener en cuenta su nivel de compromiso, el desarrollo emocional que posee y tener por supuesto claro qué es lo que queremos conseguir de él.
Esta referencia a los parámetros que generalmente inciden en este tipo de comunicaciones, no son sumas matemáticas; todo lo contrario. Se trata de perfeccionar nuestras habilidades, tomar conciencia de la importancia en el cuidado de todo el proceso y saber dirigir las conversaciones para no desviarnos en la consecución de nuestros objetivos. Cuando hablamos de emociones, más aún cuando son acciones que entrañan sentimientos negativos, hemos de hacer frente primero a nuestras propias barreras y prejuicios. En muchas ocasiones me he encontrado a mí misma evitando estos procesos por el temor a causar dolor en aquellos que desarrollaron una acción sin éxito. Con los años, la experiencia, y lo que hemos aprendido en más de 20 años entrenando las habilidades de muchos directivos, es que entregar un feedback negativo puede ser una gran oportunidad y el estímulo a veces necesario que nos hace más fuertes y nos impulsa a asumir nuevos retos.
La parálisis e incluso la desidia que muchas veces sentimos cuando debemos afrontar esta comunicación, no son buenos compañeros de viaje. No sintamos culpa, ni tampoco imaginemos cosas que pueden no suceder. Se trata de ser objetivos con el problema y definir bien los objetivos, mantener un estilo dialogante, pausado y colaborativo. Necesitamos provocar la reflexión para conseguir un compromiso de cambio en aquél que nos escucha. Debemos preparar bien esa conversación para generar la confianza y seguridad necesarias para que sea capaz de asimilar la información y que como consecuencia de ello, pueda poner en marcha el mecanismo necesario para mejorar la situación.
Cuidemos el fondo, pero también la forma; ya sabemos que la comunicación no verbal supone 80% del proceso de comunicación, por tanto influirán en este contexto desde el lugar elegido, hasta el tono de nuestra voz.
Recibir un buen feedback es fundamental para el desarrollo profesional. La capacitación periódica a través de simulaciones y role plays como los que empleamos en la unidad de capacitación de Inforpress, basados todos ellos en la realidad de muchas empresas, nos permiten estar mejor preparados para afrontar con éxito estas situaciones. Así podremos guiar mejor a nuestros equipos hacia un fin común. Repercutirá en un mejor clima laboral, mejorará la productividad y por tanto, obtendremos mejores resultados.