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Este noviembre, como preámbulo al cierre de 2021, nos ha llegado con temas interesantes como el precio de los energéticos y la posición de los diferentes candidatos presidenciales, algunos por sus declaraciones y otros por manifestar públicamente su deseo de llegar a la Casa de Nariño.
Uno de los temas que más ha generado polémica es la declaración de un precandidato de dejar de lado la industria de hidrocarburos, como su aporte a la transición energética para dejar la dependencia de estos combustibles. El precandidato menciona que su plan de gobierno considera la explotación de los recursos fósiles existentes hasta que estos se agoten e impondrá mayores impuestos a los productos textiles y otros que vengan de afuera.
Referente al primer punto, al parecer ha olvidado que esta industria le representa aproximadamente el 5% del PIB, el 37% de las exportaciones, más del 23% de inversión extranjera y el 14% de ingresos corrientes de la Nación. Hechos que no se pueden desconocer especialmente cuando se requiere financiar la inversión social del país. Con respecto al segundo punto, está dejando de lado que los TLC son un medio de interacción con grandes potencias, y nosotros, como país en vías de desarrollo, si no nos subimos en ese “bus” quedamos por fuera en la intención de comercializar nuestros productos.
En el mismo sentido de los TLC, aplican los compromisos con el cambio climático. Al no comprometernos, a pesar que el aporte del país en la huella de carbono es mínimo, con el 0.25% de emisiones de energía primaria en el mundo y el 0.6% de la población mundial según la EIA, las grandes potencias nos cerrarán las puertas. Sin embargo, la diferencia marcada y alineada con el primer punto es que sin recursos no es posible lograr la transición buscada.
De lo anterior surgen algunas preguntas, entre ellas: ¿Cómo fortalecer una industria local que no se modernice y genere productos a precios competitivos? Se reclama a los productos que vienen de afuera competencia desleal por sus costos más bajos, pero de lo que no se habla es que es una decisión del consumidor local quien piensa en su bolsillo.
No hay duda alguna que las industrias hay que hacerlas crecer para que logren satisfacer el mercado interno y a la vez quede espacio para la exportación.
Pero viene la otra pregunta, ¿de dónde saldrán los recursos para impulsar las industrias locales y dejar la dependencia de los hidrocarburos? Es aquí en donde el precandidato no es claro con su discurso y deja muchos vacíos. Lo cierto es que sin recursos no hay transformación.
Forzar una transición energética para la cual aún el mundo no está preparado, traerá incrementos en el costo de energía tal como se observa hoy en día.
Anuncios como el del presidente de Estados Unidos, previo al Día de Acción de Gracias, de liberar 50 millones de barriles de sus reservas para contrarrestar el precio de los energéticos no es más que una acción populista, si se tiene en cuenta que el consumo mundial diario está alrededor de los 100 millones de barriles y de estos unos 15 millones los consumen ellos. En otras palabras, los 50 millones equivalen a unos 3.3 días, hecho de por sí que no generará ningún impacto y, con el invierno que se avecina, es una señal de alerta de incremento de precios.