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El calentamiento global es una realidad de nuestro presente, y de manera responsable estamos saludando el futuro con las acciones correspondientes para mitigar este impacto.
En todo problema se identifican oportunidades, y es aquí donde la migración hacia energías con menor impacto en la huella de carbono es una meta estratégica en las compañías del sector de hidrocarburos. Quienes no consideren acciones que redunden en la descarbonización de su industria, poco a poco irán perdiendo espacio y mercado importante.
Para dar un ejemplo, China es quizás hoy en día quien cuenta con la mayor cantidad de autos eléctricos en circulación a nivel mundial. En 2019 vendieron 1,2 millones, más unidades que en el resto del mundo, donde se registraron 1,05 millones; y es a la vez un gran exportador de paneles solares.
Sin embargo, esto no significa que sus minas de carbón, fuente de generación de energía, vayan a ser cerradas. El desafío es cómo se logra la adaptación a un nuevo entorno, sin dejar de ser un jugador importante y supliendo sus necesidades internas.
China, como gran importador de petróleo y experto en transformar materia prima en productos de exportación, es consciente que el no estar comprometido con la huella de carbono le cerrará muchas puertas, y es que representan el 30% de todas las emisiones mundiales, con más de 10.065 millones de toneladas de CO2 emitido y con el ostentoso compromiso de cero emisiones al 2060.
Esto mismo aplica a cualquier país en vía de desarrollo, en donde el impacto en el calentamiento global es muy bajo, pero que, si no se demuestran compromisos y acciones concretas, vendrán bastantes problemas para mantener o consolidar los negocios internacionales que soportan las economías. Tal es el caso de Colombia, que de acuerdo con la EIA, produce el 0,25% de emisiones de energía primaria en el mundo, con 0,6% de la población mundial. Así que, reducir este monto a la mitad poco podría mover la aguja de este KPI Global.
La tecnología jugará un rol muy importante en todas las iniciativas para alcanzar la descarbonización. Como lo indica Daniel Yergin en su libro “The New Map”, la industria automotriz está sometida a un gran reto: vehículos a gasolina mejorada V.S vehículos eléctricos. Hay que vivir el presente y afrontar los retos que este nos depara, premisa que deben entender aquellos que culpan a los combustibles fósiles de todos los males y que reclaman acciones inmediatas.
Todo proceso de transformación requiere de un plan estructurado en el que todas las variables sean consideradas, valoradas, y se cuente con planes de mitigación, en donde aplique. La tecnología seguirá dando grandes saltos, pero la invitación es a vivir el presente. Los carros eléctricos requieren de energía y esta proviene de los combustibles fósiles, de las hidroeléctricas y ahora de otras fuentes renovables.
Estas últimas requieren de perfeccionamiento, surtir su curva de aprendizaje y garantizar la confiabilidad, a su vez la canasta energética requiere ser balanceada y para esto hay que invertir en investigación y desarrollo, y estos recursos se obtendrán en buena medida de los combustibles fósiles. Al final, es todo un ciclo que combina tecnología con modelos de negocio y cuyo objetivo es capturar mercado.