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En este tiempo, más que nunca, las IES ocupan una posición única como centros de conocimiento, innovación y desarrollo de liderazgo. La misión de estas no es sólo educar a los estudiantes para el éxito profesional, sino que también están invitadas a dar forma a su carácter como ciudadanos socialmente conscientes y desarrolladores de acciones transformadoras.
Como lo expuse en la anterior columna de opinión, el liderazgo transformacional juega un papel fundamental en el fomento del compromiso cívico para impulsar el cambio social. Desde el proyecto educativo de las IES es necesario promover iniciativas de aprendizaje-servicio y desarrollar comunidades de saberes que propendan por acciones de impacto social transformador.
Los profesores y administrativos pueden inspirar la participación activa de los estudiantes en los desafíos sociales y garantizar que la educación sirva como motivación para un cambio significativo. El compromiso cívico va más allá del voluntariado, ya que fomenta el desarrollo de habilidades, valores y motivación necesarias para contribuir a la comunidad.
Promover la responsabilidad cívica es ayudar a desarrollar personas con perspectiva de profesionales integrales que están equipadas para abordar problemas sociales, económicos, ambientales y encontrar las respuestas más adecuadas para su transformación.
Por lo tanto, las IES tienen una doble responsabilidad: actuar como modelos a seguir para el comportamiento cívico e integrar el compromiso cívico en sus planes de estudio y la cultura de sus campus. Esto, además de beneficiar a los estudiantes porque se les proporcionan experiencias de aprendizaje prácticas, también contribuye al bien común de la sociedad.
Al priorizar el compromiso cívico, las IES cumplen su papel como pilares sociales que cierran la brecha entre la academia y las necesidades sociales. Para que este espíritu reine en la cultura institucional de las IES es importante que se valore la inclusión y la igualdad, es decir, que existan y se adopten políticas que fomenten diversas perspectivas y garanticen que todos los miembros de la comunidad de saberes se sientan habilitados para contribuir.
Estos esfuerzos pueden crear una base donde el compromiso cívico se convierta en un valor compartido en todos los grupos que se establezcan en la IES. Cuando los estudiantes se sienten representados y apoyados, es más probable que participen en iniciativas comunitarias y aporten perspectivas únicas para resolver los desafíos sociales.
El aprendizaje-servicio es una herramienta poderosa para fomentar la responsabilidad cívica (una referencia importante en el país es el programa “con los pies en la tierra” de Uniminuto). Al combinar las acciones académicas con el servicio social, los estudiantes pueden aplicar el conocimiento teórico a problemas del mundo real mientras desarrollan la empatía y las habilidades de pensamiento crítico y resolución de necesidades.
Este enfoque no solo enriquece la educación de los estudiantes, sino que también fortalece su compromiso con el cambio social. La innovación en el diseño de programas académicos con componentes de aprendizaje-servicios garantiza que los estudiantes adquieran experiencia práctica y una comprensión más profunda de su impacto potencial. Las IES deben priorizar formar en las habilidades necesarias para liderar el cambio social.
Los líderes de la educación superior tienen una profunda responsabilidad de fomentar el compromiso cívico y dar forma a la próxima generación de ciudadanos socialmente conscientes.