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Analistas 17/04/2021

Aprender a aprender es el futuro

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Uno de los mecanismos más eficaces para apoyar la cobertura y la calidad de la educación superior en el mundo actual es poder tener acceso a los datos y dispositivos que la dinámica de la era digital nos ha traído, sin desconocer las brechas de equidad y justicia social de las naciones, convirtiéndose éstas en grandes desafíos para los gobiernos y el sector mismo de la educación superior a través de sus instituciones. Los avances de la tecnología digital hacen posible estar más cerca del conocimiento para su gestión y apropiación.

Hoy somos conscientes que las fuentes del conocimiento están en los grandes tanques que conocemos con el nombre coloquial de “la nube”. Allí encontramos las fuentes de información necesarias para desarrollar un proyecto educativo pertinente y de calidad. Ante esta invaluable fuente nos surge la pregunta ¿por dónde comenzar?; no queremos ver perdidos a nuestros estudiantes, en su proceso de aprendizaje, en un laberinto de datos que quizá los lleve a una “embadurnada” de ideas que no tienen ningún valor agregado para su formación y, mucho menos, para su impacto social.

Es en este contexto donde adquiere relevancia la acción mediadora de los profesores, precisamente porque se convierten en guías activos en medio de los diversos caminos de información para que los estudiantes apropien conocimientos pertinentes en función de su éxito académico y profesional. Es decir, lo que los estudiantes requieren es una orientación adecuada ante los contenidos que ya existen.

En el contexto actual de una apuesta por un modelo de educación híbrida es importante que las Instituciones de Educación Superior (IES) desarrollen unidades académicas mucho más personalizadas donde la flexibilidad e innovación sean la clave de un sistema abierto de conocimiento que permita concretar una propuesta curricular para ser gestionada por los mismos estudiantes junto con todos los aspectos necesarios para el logro de sus aprendizajes.

Se trata entonces de concretar transformaciones que van más allá de capacidades o soluciones tecnológicas simples, que logren un enfoque en el cual el compromiso de los estudiantes sea efectivo en pro de su aprendizaje autónomo mediante la autogestión. Quiere decir que los estudiantes encuentran en su plataforma la oportunidad de gestionar todos los elementos para alcanzar su aprendizaje tales como contenidos, evaluaciones, metodologías, lecturas, vídeos, entre otros recursos. Esto exige necesariamente acciones estratégicas por parte de las IES para enrutar desde los primeros semestres a los estudiantes en esta dinámica autónoma de aprendizaje.

Por otra parte, el mundo del trabajo también les exige a las IES altos niveles de pertinencia en la formación que imparten, lo que les hace tomar decisiones sobre la implementación de modelos pedagógicos y didácticos que permitan a los estudiantes desarrollar las competencias y habilidades que faciliten su inserción a los escenarios laborales donde el saber hacer es crucial, o que impulse el emprendimiento para fortalecer el tejido económico y social del entorno.

Y aunque es muy importante generar capacidades asociadas a la creatividad y la innovación, resulta necesario en estos tiempos pasar al hacer, es decir, a la acción, al actuar en consecuencia con el saber. En este sentido, el desafío para las IES está en construir un proyecto educativo donde el talento humano capacitado autónomamente sea una respuesta para las diversas necesidades de los contextos. En este nuevo paradigma educativo lo más relevante es formar para un aprendizaje aplicado que exige a los estudiantes aprender a aprender.

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