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Analistas 19/10/2024

El enfoque bilateral: un gana-gana

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

En estas últimas dos semanas he tenido el privilegio, siendo testigo directo, de participar en dos encuentros académicos importantes en el contexto de un enfoque bilateral de lo que significa el desarrollo educativo y su apuesta por la generación, gestión y apropiación social del conocimiento que tanto bien hace a los pueblos y naciones relacionadas. Se trata de las “jornadas institucionales Francia-Colombia: diálogo, cooperación y acción el futuro de la investigación bilateral” y del encuentro entre la Asociación Colombiana de Universidades (Ascun) y la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue), en el marco del Consejo Nacional de Rectores número 157, realizado en Bogotá.

La pregunta que nos surge en el contexto de estos encuentros es ¿Qué aportes hacen los acuerdos de cooperación frente al compromiso de las Instituciones de Educación Superior (IES) para responder a los grandes desafíos de transformación de la educación superior?

Primero y ante todo, estos acuerdos deben reflejar el ánimo de equidad, diversidad, inclusión y justicia que siempre estamos llamados como IES a desarrollar para bien de los pueblos y gentes de nuestras naciones. Por ejemplo, en el tema todavía tan disruptivo como el desarrollo innovador y el uso creativo y responsable de la inteligencia artificial (IA) en nuestras IES, los acuerdos de cooperación debe promover la horizontalidad y los marcos de trabajo verdaderamente colaborativos, distintos de los típicos acuerdos Norte-Sur a los que muy a menudo la Unión Europea nos acostumbra en su cooperación en materia educativa o científica, reconociendo así los avances fuertes que varias IES Colombianas y europeas hemos tenido en el tema.

Aquí no se trata de fortalecer las capacidades de las IES colombianas en particular, sino de fortalecer las capacidades institucionales de todos, en un verdadero espíritu de experimentación conjunta y de gran colaboración y cooperación en torno a diferentes acciones propias de la dinámica educativa con sus actores y procesos de desarrollo de las funciones sustantivas. En conjunto, estas relaciones bilaterales, a través de los acuerdos, deben permitirnos abordar nuestros puntos de dolor y necesidades comunes más apremiantes en materia de investigación, aprendizajes con sentido, impactos de transformación social, internacionalización educativa, desarrollos tecnológicos como, por ejemplo el tema de los costos de la tecnología emergente como la IA, la poca disponibilidad de equipos humanos en las IES que saben manejar estos temas, la necesidad de crear en paralelo unas estructuras y equipos de investigación multidisciplinares acerca del impacto de la IA, en particular de la IA generativa (IAG), en todas las dimensiones académicas y no académicas de los desarrollos; las brechas digitales y de alfabetización mediática e informacional entendiendo que una parte de nuestras comunidades estudiantiles tiene mal acceso a internet, a las tecnologías de vanguardia, o simplemente no saben navegar los deep fakes y la revisión asertiva de las fuentes de información, y que en consecuencia necesitan mucha capacitación y acompañamiento; el tema de los límites en la humanización del uso de la IAG en los procesos de enseñanza-aprendizaje para resolver hasta dónde debemos llegar para responder adecuadamente a las necesidades de nuestros estudiantes.

El abordaje de muchos temas desafiantes de la educación superior hoy refleja las enormes desigualdades socioeconómicas, ¿cómo las resolvemos en los contextos propios de nuestras sociedades? La concreción en el hacer de estas relaciones bilaterales es el camino y la política pública de nuestros países en relación y las estrategias de las IES tienen la obligación de hacerlas realidad.

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