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Vivimos un mes lleno de expectativas en torno a uno de los acontecimientos más importantes de los últimos años en la vida de Colombia. Se trata de la gran reunión entorno a uno de los desafíos más grandes que vive la humanidad en este tiempo de la historia. Hablamos de la COP 16 que se realizará en la ciudad de Cali, como lugar central, pero que se extiende a todo el territorio nacional y a cada ciudadano colombiano para su compromiso vital.
Este acontecimiento nos permite expresar que la Creación es un don de Dios que debe ser protegido y cultivado. Este principio implica que los seres humanos no son los “amos absolutos” de la creación, sino que deben ejercer un “cuidado responsable” que respete el orden natural y garantice la dignidad de todos los seres vivos. La responsabilidad hacia la creación incluye el deber de cuidar la tierra, el agua y el aire, que son regalos destinados a todos. En su encíclica Laudato Si’ (2015), el Papa Francisco resalta que el cuidado de la creación es un aspecto integral de la justicia social.
El Papa Francisco advierte que “el grito de la tierra es también el grito de los pobres” (cfr. Laudato Si’, 49), y este llamado resuena en la misión de El Minuto de Dios, que se esfuerza por mitigar el impacto de la pobreza y la degradación ambiental en las comunidades más vulnerables del país. La conexión de la justicia social con el cuidado del medio ambiente nos permite decir con el Papa Francisco que “la crisis ecológica está íntimamente relacionada con la pobreza y la exclusión social” (cfr. Laudato Si’, 48), subrayando que el cuidado de la creación es inseparable del respeto por los más pobres.
El Minuto de Dios ha integrado este principio en sus acciones, promoviendo un enfoque sostenible en todos sus proyectos de desarrollo . La creación del Ecosistema Minuto de Dios para la investigación, la innovación y el emprendimiento es un ejemplo de cómo la obra busca soluciones sostenibles para mejorar las condiciones de vida de las comunidades, respetando al mismo tiempo el entorno natural. En El Minuto de Dios, esta interconexión se refleja en sus proyectos de desarrollo sostenible, donde la promoción del bienestar social va de la mano con la preservación del entorno natural en cada una de sus diferentes líneas de acción: vivienda, educación, desarrollo social, emprendimientos, construcción de comunidades, financiamiento, etc.
El pensamiento social cristiano destaca que “el cuidado de la creación debe integrarse en el desarrollo económico y social, promoviendo una “ecología integral” que proteja tanto al ser humano como al entorno natural” (cfr. Compendio de la doctrina social, n. 451). En El Minuto de Dios, esta idea se traduce en proyectos que combinan el desarrollo comunitario con la protección ambiental, respondiendo al llamado del Papa Francisco a una conversión ecológica global. El principio de cuidado de la creación se aplica hoy de diversas maneras, reflejando la responsabilidad de la humanidad hacia el medio ambiente y la interconexión entre la creación y la dignidad humana. El cuidado de la creación es considerado un deber ético y un signo de respeto hacia el Creador. Por lo tanto, proteger el medio ambiente es también una cuestión de justicia social.
La aplicación se traduce en acciones concretas, como la promoción de políticas públicas que aborden el cambio climático, la conservación de recursos naturales y la protección de la biodiversidad. Estos principios reflejan un enfoque integral que busca no solo la transformación de las estructuras sociales, sino también la conversión del corazón individual, promoviendo así un cambio auténtico en la sociedad.