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Muchos gremios en el mundo entero, asociaciones académicas y gobiernos en general vienen asegurando acuerdos respecto a la regulación de la inteligencia artificial, destacando las complejidades y también las oportunidades muy reales y particulares que presenta está en un número cada vez mayor de sectores. Si bien la mayoría de las personas hoy, después de estos últimos años, reconocen el valor de la IA, también es tentador enmarcarla como un competidor fundamental de la potencialidad del ser humano, particularmente cuando los medios de vida humanos están en juego y evidenciamos violaciones graves de la dignidad humana (Cfr. Dicasterio para la doctrina de la fe, Declaración, Dignitas infinitas, la violencia digital, nn. 61-62).
El sector educativo, al igual que en otros sectores industriales, está lidiando, diría mejor, aprendiendo a lidiar con los desafíos que llegan o trae esta tecnología de la IA. A sabiendas de que no es un fenómeno nuevo, el uso más generalizado de esta, captura cada vez más la imaginación pública y la coloca en el centro de atención de muchas capacidades de las Instituciones de Educación, en todos sus niveles, a través de Chatbot, como de los de lenguaje como el ChatGPT, etc. Ser capaz de descartar una pregunta y hacer que ChatGPT vuelva y proporcione un resumen coherente sobre un tema complejo, aunque extraído del conocimiento conocido, es una función impresionante y, seamos honestos, útil. Pero para los educadores interesados en nutrir las habilidades de investigación y escritura, por no mencionar cualidades como el pensamiento crítico y el aprendizaje independiente, plantea algunos desafíos reales.
La pregunta que surge, entonces, es ¿cuáles son los impactos de la IA en el espacio educativo y qué oportunidades presenta para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje? Como cualquier herramienta utilizada correctamente, la IA puede hacer que nuestras vidas sean más fáciles y eficientes. En educación, es una herramienta que tanto los estudiantes como los profesores pueden utilizar para ayudar a mejorar la calidad de la experiencia educativa. Un ejemplo de este potencial se encuentra en el área del avance del aprendizaje individualizado o personalizado que nos permite concluir que diferentes individuos aprenden de diferentes maneras y que podemos como maestros conectarnos con diferentes estudiantes más directamente para maximizar su potencial de aprendizaje. La IA puede ayudar a identificar a aquellos estudiantes que podrían beneficiarse de un enfoque diferente, posiblemente mucho antes de que el tutor o maestro individual pueda hacer esa mirada. Cuando se trata de educación, la pregunta candente siempre es: ¿nuestros estudiantes están aprendiendo? Si colocamos la IA en la mezcla, la pregunta se vuelve un poco más tensa. Si los estudiantes dependen demasiado de la IA, existe la posibilidad de que no estén adquiriendo las habilidades que necesitan para investigar, sintetizar información y construir un argumento razonable. Es aquí donde los maestros y las instituciones deben exigir a los estudiantes que documenten y hagan referencia y sean francos sobre dónde están obteniendo su información y cómo se está reuniendo.
El aspecto crítico de este proceso implica el valor de la honestidad y la integridad de parte de los estudiantes y la acción humana de los maestros. La IA puede ser una herramienta brillante para ambos, siempre que encuentren una manera de trabajar junto a ella.