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El paradigma de enseñanza ha tenido unos profundos cambios de los cuales no podemos sino ser testigos y asumirlos con la misión y responsabilidad que tenemos de enseñar a “aprender a aprender”.
Esto último no es que esté mal escrito, cualquiera lo podría pensar, al leer este texto, sino que es una realidad que ya no tiene “vuelta de hoja” porque de eso se trata, de reconocer que todos los días, a cualquier hora podemos desarrollar competencias y habilidades que nos permitan enfrentar las realidades del mundo dinámicamente cambiante.
Si no lo hacemos podríamos estar retrotraídos a una manera de pensar y de ser que nos sacaría de la realidad y estaríamos por fuera de los grandes avances del conocimiento. Con la llegada de lo que concierne a la cultura digital y, ahora, con el arribo de la tecnología más emergente como lo es la Inteligencia Artificial (IA) hemos sido testigos de profundos cambios en la forma en que enseñamos y aprendemos.
La facilidad hoy para tener acceso a la información ha permitiendo un aprendizaje más rápido y efectivo. El uso de esta tecnología en la educación (adopción) ha ayudado a cambiar el enfoque de los métodos de enseñanza tradicionales, generalmente orientados al profesor o a la teoría, a las estrategias didácticas centradas en el estudiante.
Aunque el uso de la IA es desde hace muchos años, la popularización de esta ha acelerado el proceso de cambio en la enseñanza-aprendizaje, especialmente a través de herramientas como ChatGPT, que proporcionan respuestas instantáneas a preguntas complejas y son inmediatamente accesibles. Estas herramientas, muy atractivas tanto para los profesores como para los estudiantes, se han utilizado cada vez más, pero no siempre están completamente integradas en las aulas y los entornos de estudio.
La literatura científica reciente ha demostrado que la tecnología de IA puede mejorar significativamente los resultados del aprendizaje, particularmente en términos de rendimiento, motivación y participación de los estudiantes en entornos de aprendizaje. Esto puede ayudar a elevar los estándares académicos y mejorar la calidad de la educación. Sin embargo, a pesar de los aparentes beneficios de usar ChatGPT en la educación, todavía no hay consenso sobre su impacto en el aprendizaje de los estudiantes.
Algunos autores destacan el riesgo de que los estudiantes perciban esta tecnología emergente como un recurso robusto, fácil de usar y útil, una “máquina para saberlo todo” y confíen ciegamente en sus respuestas.
Otros expresan su preocupación por el posible impacto negativo en las habilidades cognitivas de los estudiantes, como el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Naturalmente, estas herramientas plantean desafíos importantes que deben considerarse, como las preocupaciones sobre el engaño, la dependencia, las cuestiones éticas y legales, y las cuestiones relacionadas con la seguridad y la privacidad.
El uso de estas herramientas de IA representa un nuevo desafío, similar al advenimiento de Internet o motores de búsqueda. Es un cambio de juego. Los estudiantes deben sentirse motivados para realizar sus trabajos con ChatGPT y comprender que su uso generalizado requiere pensamiento crítico y cumplimiento de principios éticos para realizar sus trabajos académicos con calidad y bien fundamentados (Costa, A. R., Lima, N., Viegas, C., & Caldeira, A. (2024). Critical minds: enhancing education with ChatGPT. Cogent Education, 11(1). https://doi.org/10.1080/2331186X.2024.2415286).
Los estudiantes inevitablemente usarán estas herramientas, independientemente de las preferencias de los profesores. Basado en esta suposición, es esencial que los profesores y las universidades animen a los estudiantes a usar estas herramientas sabiamente.