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La semana pasada, en el marco de la entrega de los Premios Nobel de Física y Química de 2024, vimos como la inteligencia artificial (IA) fue considerada la mayor ganadora en ambas categorías. Los dos premios se otorgaron a pioneros de la IA y este es un cambio notable que se ha dado. También, el impacto de la inteligencia Artificial (IA) en el panorama de las Instituciones de Educación Superior (IES) pasa por temas centrales que van desde la innovación educativa hasta áreas más polémicas como la ética y la gobernanza.
Aprovechar los poderes que tiene la IA para lograr la igualdad de acceso a una educación superior de calidad se resalta como una prioridad máxima, ya que los líderes de opinión en educación superior siguen reimaginando un aprendizaje personalizado, en demanda y de por vida habilitado por las tecnologías emergentes que tendrán la tarea de fortalecer el pensamiento crítico y la creatividad de los estudiantes y, también de beneficiar a todos, en todas partes del mundo.
Esto significa cerrar la brecha de acceso a la IA, crear estándares comunes y proporcionar herramientas y capacitación a las regiones desatendidas actualmente de esta tecnología. Por ello, la pregunta esencial es ¿qué tipo de educación habilitada por la IA aspiramos a ofrecer en el contexto actual de esta historia? Las predicciones en este sentido es que se requieren aplicaciones más amplias de un sistemas de aprendizaje adaptativo y plataformas de monitoreo inteligentes, como los tutores virtuales impulsados por IA.
Nos Imaginamos un mundo donde cada individuo, sin importar dónde se encuentre, tenga acceso a un tutor personalizado disponible las 24 horas del día, un tutor que conoce las fortalezas y debilidades y se adapta a sus necesidades de aprendizaje. Este no es un futuro lejano; es la realidad que la IA generativa está se creando hoy en día.
Como lideres de educación superior, en el contexto de las diversas IES existentes en el país, necesitamos asegurarnos de que los estudiantes saben cómo usar con el mejor criterio la adaptación de la IA para obtener más ventaja competitiva, sin dejar de tener presente los diversos riesgos que a bien pudieran darse en esta adopción.
En este sentido, los educadores deberían centrarse más en aplicar la tecnología para mejorar los métodos de enseñanza, en lugar de tratar de enseñar a los estudiantes las complejidades de la propia IA. Existe la esperanza que la IA puede proporcionar un acceso igualitario a los recursos educativos a nivel mundial, independientemente de las barreras geográficas o económicas existentes y aumente así la equidad al ofrecer apoyo personalizado en tiempo real a los estudiantes con dificultades o desfavorecidos.
La IA tiene el poder de ayudar a cerrar las brechas de rendimiento y garantizar que todos los estudiantes, sin importar sus desafíos, tengan acceso a recursos educativos de alta calidad. Al ofrecer experiencias de aprendizaje personalizadas, la IA empodera a los estudiantes históricamente marginados con las herramientas que necesitan para tener u éxito estudiantil con aprendizajes pertinentes y con su graduación efectiva. Existen implicaciones sociales más amplias de la IA en el futuro.
A propósito de la COP16 que se vive con tanto interés en nuestro país, la huella ambiental de entrenar modelos grandes de IA ha demostrado ser significativa, consumiendo mucha más energía que las actividades tradicionales del centro de datos. Por esta razón es crucial que garanticemos que el uso sea sostenible y se alinee con objetivos ambientales más amplios. En otras palabras, volverse digital no significa no ser ecológico integral.