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La semana pasada tuve la oportunidad de desarrollar un seminario académico a jóvenes en proceso de formación para su proyecto de vida sacerdotal en la comunidad eudista. También acudí a una reunión, invitado por el CEO de la plataforma Coursera, junto a otros rectores de América Latina, para hablar de los desafíos de la educación y de la gestión de las Instituciones de Educación Superior (IES).
En el marco de estos dos eventos, me acerqué, de modo analítico, a una serie de fuentes primarias que me ayudaron a concretar una visión de la realidad actual del mundo y sus diversas tendencias y desafíos que van, desde encontrar un equilibrio sostenible entre las preocupaciones ecológicas, económicas y sociales hasta la transición digital y los cambios políticos, que generan en conjunto una fotografía de los más importantes impulsores de las transformaciones que estamos viendo en el presente, y que impactan significativamente en el sistema educativo superior global y local.
Algunos expertos y “gurús” de la prospectiva estratégica de la educación han manifestado que estos cambios llevaran a las IES a estar en el filo de una posible desaparición, y que serán otros actores los que se posicionen en el desarrollo de aprendizaje del capital humano. Otros, - en este caso- desde lo que me compete, consideramos que nuestras IES están comprometidas, habiéndose dado cuenta de la necesidad del cambio sustancial de sus propuestas académicas y la gestión de estas, a responder con altura a los retos y desafíos que se enfrentan.
La historia y tradición de las IES evidencia su capacidad de permanecer en el tiempo, siempre con el propósito de generar y gestionar un conocimiento a favor de la educación de la ciudadanía y de construcción y fortalecimiento del tejido social. En este sentido, siempre habrá -para el ejercicio de la gestión universitaria-, como en todas las “edades de la historia de la globalización” (cfr. Sachs Jeffrey, “Las edades de la globalización, Editorial Planea, 2021) la oportunidad para innovar, reimaginar y reformar.
Es verdad que no todas las IES en Colombia son simétricas u homogéneas, su riqueza en sí viene dada precisamente de la diversidad, dado que dependen de los contextos donde hacen presencia, de su trayectoria y misionalidad, y de factores concretos asociados a las condiciones institucionales. En esta heterogeneidad, vemos el esfuerzo realizado por estas para enfrentar con creces los retos y desafíos actuales, y que a continuación sintetizo.
Frente a la crisis climática y el desarrollo sostenible, como cuestiones urgentes, las IES han enrutado su misión, a través de las funciones sustantivas, al servicio del logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De igual forma, teniendo en cuenta los avances de la revolución digital y su impacto en el mundo del trabajo, las IES han desarrollado un mayor compromiso con la generación de conocimientos que impacten en el desarrollo de tecnologías e innovaciones que transformen las realidades.
Lo más desafiante para estas es que sus graduados tengan interiorizados los elementos de aprendizajes significativos acordes con la digitalización que cambia los modelos de producción y su dinamismo innovador, especialmente por el uso de la Inteligencia Artificial (IA).
Las constantes disparidades sociales y los cambios ponen a la sociedad bajo presión. Es importante que el sistema de educación superior continúe siendo un motor para la movilidad socioeconómica de nuestro talento humano, y de desarrollo local y regional. Esto hace que el aprendizaje permanente, el acceso, la equidad y la inclusión sean preocupaciones clave para las IES colombianas, que brindan educación a la mitad de cada cohorte de jóvenes que se gradúan de la escuela secundaria, así como a todos aquellos que regresan por una formación a lo largo de la vida, en especial, en ofertas de posgrado o educación continua.
Cuando miramos hacia el futuro, visualizamos IES sin muros; se trata de instituciones abiertas y comprometidas con la sociedad, al tiempo que conservan sus valores fundamentales. Todas las IES son y seguirán siendo responsables, autónomas y libres, con diferentes perfiles institucionales, pero unidas en sus misiones de aprendizaje y docencia, investigación, innovación y cultura al servicio de la sociedad. Por eso, es que como sector estamos subidos en el tren del cambio.