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También piensa que las balanzas comerciales bilaterales son una prueba de equidad, lo que también es equivocado. De cierta forma molesta, hay un verdadero tema que acecha detrás de todo esto: el excesivo superávit general de Alemania, consecuencia de un gasto inadecuado y una reinflación en el periodo posterior a la crisis del euro. Pero insultar a un aliado clave bajo supuestos obviamente falaces no es forma de ayudar con el problema.
Pero nada de eso importa. Me encontré preguntándome sobre las causas del hecho subyacente: Alemania efectivamente tiene un enorme superávit bilateral con Estados Unidos, exportando aproximadamente dos veces y medio más de lo que le vendemos. ¿Por qué?
De cierta forma sorprendente, no hay mucha literatura económica sobre las causas de los desequilibrios económicos bilaterales. Donald Davis y David Weinstein, economistas de la Universidad de Columbia, publicaron un buen estudio empírico en 2002, el cual concluyó que las explicaciones estándares no explicaban mucho, que en general había más desequilibrio en el mundo del que “debería” haber (lea aquí su documento de investigación). De todas formas, pienso que es interesante (aunque quizás no importante) preguntar qué podemos decir sobre las causas de este desequilibrio en particular.
Como dicen Davis y Weinstein, una teoría de los desequilibrios es macroeconómica: los países que ahorran más de lo que invierten registrarán superávits, y los países que invierten más de lo que ahorran registrarán déficits. Entonces, cuando un gran ahorrador comercia con un gran gastador, es de esperar grandes desequilibrios. Y eso, ciertamente, es parte de la historia.
Pero no toda. En general, Alemania exporta aproximadamente 25 por ciento más de lo que importa, mientras que Estados Unidos importa alrededor de 50% más de lo que exporta. El desequilibrio bilateral es mucho más grande que cualquiera de estas cifras.
La otra historia que cuentan Davis y Weinstein tiene que ver con el “comercio triangular”. Esta es mi versión: piense en un mundo con tres países; Gastamucho, Austeria y Petrostán. Los primeros dos venden principalmente bienes manufacturados, que son productos diferenciados, por lo que hay mucho comercio de ida y vuelta. El tercero vende materia prima, que cambia por productos manufacturados. Sin embargo, Gastamucho también produce mucha materia prima (vía la fragmentación hidráulica, por ejemplo), lo que lo hace relativamente menos dependiente de las importaciones.
Lo que esperaríamos ver en este caso, incluso si el comercio general de cada país estuviera equilibrado, sería un patrón de desequilibrios bilaterales: Austeria registraría un déficit con Petrostán; Gastamucho registraría un superávit con Petrostán; pero Austeria tendría un superávit con Gastamucho. Ahora, imagínese este efecto yuxtapuesto sobre desequilibrios macroeconómicos y se tiene algo más parecido a la historia bilateral actual entre Estados Unidos y Alemania.
Pero esperen, hay más. Sospecho que parte del desequilibrio bilateral es una ilusión óptica, ocasionada por el transbordo. Si analizamos un poco más los datos comerciales estadounidenses, encontramos que comerciamos mucho con Holanda, y registramos un enorme superávit en ese intercambio. También tenemos un gran superávit con Bélgica. Seguramente esto representa exportaciones que son descargadas en Rotterdam o Amberes y después enviadas a otros destinos de la UE, incluyendo Alemania. No estoy seguro de por qué las exportaciones alemanas a Estados Unidos no pasan por la misma ruta; son bienvenidas las ideas de la gente que sepa.
Otra vez, la relevancia política es prácticamente nula. Pero pudiera ser una buena idea investigar más sobre los desequilibrios comerciales bilaterales, aunque solo sea para que faltarle el respeto a los tuits de Trump resulte aún más fácil.