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Por el lado demócrata, la discusión se centra en una teoría del cambio: a los votantes realmente les importan prioridades progresistas, y se dividen entre dos candidatos que en términos generales tienen ideologías similares pero distintas visiones sobre lo políticamente posible.
Lo que estamos viendo en el lado republicano, marcando un contraste, es que a casi nadie (con excepción de un puñado de eruditos y sicarios de laboratorios de ideas) le importa la ideología oficial del partido.
¿Se acuerdan de cuando el comentarista conservador Bill Kristol pronosticó el año pasado que el apoyo al candidato republicano Donald Trump se vendría abajo porque declaró que protegería el Seguro Social y el Medicare? Sorpresa: en el mundo real virtualmente no hay nadie que sea un sincero partidario del gobierno chico. Los donadores adinerados quieren recortes fiscales, y esto podría llevarlos indirectamente a apoyar recortes a programas de seguro social para liberar fondos. ¿Pero gente a la que verdaderamente le importa que el gobierno gaste mucho en general, contrariamente a gastar mucho en Esa Gente? No existe dicha base de votantes.
¿Y qué me dicen de los valores morales y la responsabilidad personal? Jerry Falwell Jr. apoyó esta semana la nominación del Sr. Trump, un donjuán que se ha casado múltiples veces y que no se muestra visiblemente temeroso de Dios. ¿Cómo es posible? Greg Sargent, de The Washington Post, dice que a los evangelistas los mueve el miedo del colapso de la sociedad que conocen. Y eso ciertamente es consistente con lo que estamos viendo.
Pero yo llevaría un poco más lejos este argumento: lo que realmente está pasando es un temor (justificado) a la erosión del patriarcado blanco. Esto es, tiene que ver con la autoridad, no con la virtud.
Entonces, el estilo de vida del Sr. Trump y los “valores de Nueva York” no importan, siempre y cuando sea visto como alguien que mantendrá a Los Demás en su sitio.
Lo que solía pasar es que el movimiento conservador básicamente podía servir a la plutocracia, movilizando a los votantes con ansiedades relacionadas con el género y la raza y, al mismo tiempo, manteniendo una fachada de filosofía libertaria seria. Pero, ahora todo eso se ha venido abajo, y los verdaderos móviles del partido salieron a la luz.