.
ANALISTAS 03/09/2024

Lejos del progreso

Paula García García
Conductora Red+Noticias

Viajar para abrir los ojos. Viajar para saber en qué están los otros y en qué estamos nosotros. A decir verdad, un interesante ejercicio de inmersión que desnuda la manera en la que los entornos impactan en la idiosincrasia de los pueblos. Tras un periplo por Croacia, Italia, Grecia, Malta, Francia y España; regreso a Colombia con una enorme frustración. Seguimos estando muy lejos de convertirnos en un país con mentalidad y proyección de progreso.

Por supuesto, no estoy descubriendo nada que no sepamos. Mucho menos pretendo alardear con un viaje que para la mayoría de los colombianos, dicho sea de paso, es un privilegio. El asunto es que esta travesía, que me llevó a explorar diferentes destinos por tierra, mar y aire, hizo inevitable comparar y reflexionar acerca de lo distantes que estamos de contar con dinámicas acordes al funcionamiento del mundo moderno. De hacer que dejemos de abrazar ese dañino conformismo que nos ha condenado a normalizar tantas falencias.

Mientras los italianos cuentan con un sistema ferroviario que sentó sus bases en 1839 y supieron reponerse a la destrucción que dejó la Segunda Guerra Mundial hasta tener, hoy, 16.723 kilómetros de vías activas que conectan de extremo a extremo la nación ―algo similar a lo que sucede en España―, los colombianos todavía debemos esperar hasta 2028 para ver rodar la primera línea del Metro de Bogotá, su capital.

Ni hablar de lo que pasa en los puertos marítimos. Desde Split o Dubrovnik hasta Palma de Mallorca, Cannes o Corfú; toda una economía se genera gracias a esa ventana que, literalmente, los abre al planeta. Centro de exportaciones, buques cargueros, ferris, cruceros, turismo de calidad, restaurantes, comercios y apetecidas playas, conviviendo de forma armónica y ordenada en un mismo lugar, son el resultado de serias inversiones en infraestructura ligadas a logísticas bien implementadas y a un profundo compromiso por lo colectivo. Una envidiable ecuación que facilita los procesos además de hacer amables los contextos. Apuesta que toma años y para nuestra desdicha, exige, voluntad política.

Nos deslumbra, con razón, aquello que encontramos fuera en tanto, con tristeza, solo nos queda reconocer nuestro letargo. Promesas de un tren elevado de Buenaventura a Barranquilla cuando ni siquiera existe uno que sirva de enlace entre el Pacífico y Cali y un intento de abastecer de agua potable a la Guajira que, en pleno siglo XXI, presa de la corrupción, termina en bicicletas con pimpinas, se suman a la larga lista de incumplimientos históricos a los que ahora también aporta gobierno del cambio. ¡Vaya mente corta la que nos ha caracterizado siempre! Obligados estamos a recordar el día en el que declinamos por, “extravagante”, a ser sede de un Campeonato Mundial de Fútbol.

El daño ya está hecho. La pregunta es cómo darle la vuelta a esa visión tímida que nos apoca y nos impide pensar en grande. Cómo generar nuevas conciencias políticas, pero también sociales, de posturas ambiciosas, de desarrollo, de productividad, de cultura ciudadana. En últimas, de calidad de vida. No nos autoengañemos ni nos dejemos engañar. Nos falta todo. Esa es la realidad. La biodiversidad, las riquezas naturales, los dos océanos, per se, son insuficientes. Tampoco basta con quedarnos en decir que somos el país de la belleza.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA