.
Analistas 04/10/2022

Se busca líder

Paula García García
Conductora Red+Noticias

Las marchas del 26 de septiembre demostraron inconformidad y preocupación frente a una administración de enormes incertidumbres y mínimas certezas. Hicieron visible a ese sector de la sociedad que se niega a la sumisión pese al desasosiego y la decepción por la voltereta de los partidos en el Congreso. No obstante, la oposición parecería estar al garete. Con genuino deseo de ejercer contrapeso, pero inmersa en un tremendo desorden, a menudo, sus esfuerzos se pierden.

Mientras el petrismo, de manera hábil, insiste en mantener al expresidente Álvaro Uribe como la cabeza visible de los que se ubican en el espectro contrario; esa otra mirada, a gritos, pide un recambio. Necesita, el polo opuesto, encontrar un nuevo liderazgo. Una figura que aglutine y recoja con ánimo renovado las banderas de una ideología ávida de representación. Quedó claro en las urnas y ahora en las calles.

Decididos, Miguel Uribe desde su curul en el senado y Enrique Gómez, en su condición de excandidato a la presidencia, muy activo en redes, intentan llenar el vacío. Algo más cauto, casi falto de rigor, Federico Gutiérrez, quien tras la pasada contienda electoral logró visibilidad nacional, con el paso de los días se diluye. Eso sí, aún no se evapora, como en tiempo récord y con ahínco, luchó por hacerlo el irreverente ingeniero Hernández. Un caso del que es mejor ni hablar.

Entre tanto, fieles a su estilo, María Fernanda Cabal y Paloma Valencia alzan su voz cada vez que lo consideran pertinente y el nombre de Pierre Onzaga, promotor de la masiva movilización contra las Farc en 2008, ahora vocero de las manifestaciones en rechazo a las reformas que plantea el actual gobierno, cobra notoriedad a cuenta gotas. Un naciente protagonismo, que él mismo señala, el Presidente ignora.

¿Insuficiente? Sí. ¿Poco estratégico? También. Por actuar a granel fraguó su triste destino la oposición venezolana. Hoy, reducida a migajas. Lejos de incitar a armar una cuadrilla de detractores por capricho, se trata de evitar que se desvanezca el sano y necesario ejercicio de control. Se trata de democracia.

Aunque la balanza ha tenido un débil arranque, todavía hay espacio para definir el rostro, el talante y el tono de aquel o aquella que ocupará ese vestido. Para rodear un nombre despojados de egos. Además, reinventarse: palabra trillada y odiosa, será una obligación. Si bien, los problemas son los de siempre las formas de encararlos han transformado los discursos y ampliado el debate.

Del carisma de Fico al conocimiento del Estado del director de Salvación Nacional. De la franqueza y carácter de las dos senadoras más reconocidas del Centro Democrático a la pasión, disciplina y ganas del otro Uribe, el excandidato a la alcaldía de Bogotá. De la capacidad de convocatoria, ya probada, del señor Onzaga, al inocultable vacío de representatividad.

Así está el panorama en momentos en los que el país decidió apostarle a una propuesta disruptiva que, es un hecho, ganó en el marco de la institucionalidad. Sin embargo, en irreparable error terminaría confundir el válido ambiente de cambio con un cheque en blanco. Se busca líder, con prisa y sin pausa, que asuma las riendas de un antagonismo refrescante. ¡Qué riesgoso el futuro de una Colombia falta de alternativas!

P.D.: Se acercan elecciones municipales y departamentales.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA