MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Es muy común escuchar en las empresas la queja constante sobre la falta de empatía y liderazgo de los jefes, asociado esto a que la responsabilidad de todo lo malo que ocurre en el equipo y la felicidad de las personas dependen de ellos. Es verdad que, de acuerdo al informe de Gallup, en temas de liderazgo 70% del compromiso de los trabajadores y colaboradores radica en el tipo de jefe que tengan, pero ¿qué pasa si nunca cambian los jefes? ¿Las personas serán infelices por el resto de la vida?
Si usted es de los que tiene jefe con personalidad difícil o tóxica y al parecer las cosas no van a cambiar, aquí algunas sugerencias para que su vida sea mejor, no se enferme y practique ser feliz a pesar de las circunstancias.
Primero, “un buen marinero no se hace en medio de la tranquilidad del mar sino en la tormenta”. Es importante reflexionar sobre ese jefe y esa situación para que lo están entrenando y qué le enseñan, es decir: ¿para qué tiene ese jefe? Todas las personas que hacen parte de la vida nos enseñan algo, herramientas, formas de ver la vida y aprendizajes, que seguro que más adelante utilizarán. Por ello se debe entender cuál es el papel que esa persona juega en nuestra vida, pues ello ayuda a verlo como un maestro, que nos está brindando la oportunidad de ser mejores seres humano, y no como la pesadilla incesante. Es un tema de percepción de cada hecho.
Segundo, “la gente no cambia, es usted el que cambia la forma de ver y de hacer las cosas”. Es muy difícil que una persona cambie por otra, ni en coaching uno ve que el coachee cambie por el coach; lo hace porque él quiere. La inteligencia emocional radica en esta gran plegaria de la serenidad de Reinhold Niebuhr: “Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia”.
Tercero, “sea compasivo con el jefe”. Como decía, Lao Tzu, “ser amable con los amables y amable con los no amables”, la compasión es una práctica que nos lleva a ser felices, es ponerse en los zapatos del otro y hacer lo que esté al alcance para ayudar a la persona a salir del sufrimiento. Uno no sabe las historias de vida de la gente o el contexto que los lleva a ser jefes con personalidad difíciles, por lo que está en sus manos no tomarlo personal y ser compasivo. Recuerde que en la vida todo el mundo tiene miedo e inseguridades.
Cuarto, “sea agradecido con el trabajo que tiene”. A veces se olvida que sea bueno o malo, se tiene un trabajo con el cual puede dar su mejor versión cada día sin importar las dificultades, y que hay mucha gente que todos los días hace filas y filas para entrevistas de trabajo y pasa hojas de vida. Es muy afortunado por el trabajo que tiene y de poder aportar en el mundo.
Quinto, “para recargarse, júntese con gente buena vibra”. Es inevitable que al trabajar con gente difícil su energía y vibra se descargue, es por ello que debemos compensar con estar cerca de gente buena vibra. Esto, para que en la compañía los momentos de dificultad sean más amenos y al final todos riamos de ese instante en el que las dificultades parecían abrumadoras.
Hay miles de formas de ser feliz, es un tema de buscar las herramientas, las formas y de poner en práctica la felicidad. Así que lo invito a que sea feliz por usted y a que comparta su felicidad con los demás. Así, dará mucha felicidad cuando llegue y no cuando se vaya.