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Las abuelas y abuelos solían tener una expresión que me encantaba “en la mesa y en el juego se conoce al caballero”. Dicha expresión se refería a la forma en la que las personas actúan, la forma en la que se relacionan sobre todo en cuanto a códigos de conducta de respeto, tolerancia y buenas prácticas en negocios. Desde el Instituto de Bienestar Digital (Digital Wellness Institute), se ha estado promoviendo una expresión similar, pero para el mundo digital. Dicha expresión la conocemos como “netiquette” o etiqueta digital o en la red. La etiqueta digital son normas de etiqueta que se aplican para la comunicación online, redes sociales, reuniones de trabajo digitales etc. Estas normas o códigos de conducta ayudan a que existan espacios saludables de creación de contenidos y comunicación. La etiqueta digital, al igual que el uso de cualquier tecnología, requiere de un proceso de transformación personal y por ende mucha educación, aquí comparto algunos de estos códigos de buenas prácticas digitales, sobre todo al momento de comunicarnos.
Primero, respeto. La utilización de la tecnología y sobre todo la posibilidad de escribir comentarios en redes sociales o páginas web se ha convertido para algunos en un lugar en el que descargan todos los pensamientos sin ningún tipo de responsabilidad por la forma ni la información que allí se comparte. Es verdad que todos tenemos el derecho a la libertad de expresión, pero es curioso que conversaciones o comentarios que nunca tendrían con las personas frente a frente se están haciendo detrás de una pantalla, como una forma de expresar odio, pero al mismo tiempo esconderse.
Relaciones que no se terminan frente a frente sino por mensaje de texto, o la promoción del odio a través de las redes sociales son ejemplos de cómo la falta de respeto en medios digitales ha generado que los niveles de estrés se incrementen. Es por eso que dentro de la etiqueta digital se encuentra el respeto. No importa lo que tengas que decir, pero hazlo con respeto, en los medios digitales también aplica “no le hagas al otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. El lenguaje de odio promueve el odio, en cambio las críticas constructivas o que vengan con soluciones logran un crecimiento constante.
Segundo, límites. La etiqueta digital también conlleva poner límites digitales. Como lo mencione en mi libro “El ecosistema de Bienestar y Felicidad Corporativa” respetar los horarios de trabajo es vital para que haya en la empresa personas sanas mental y físicamente. La etiqueta digital es no enviar mensajes de texto después de horarios laborales, no enviar correos a las tres de la mañana, es mejor programarlos para que entren en horario laboral. Hacer acuerdos con los líderes, colaboradores y familia para saber cuándo y bajo qué circunstancias está permitido el uso de teléfonos móviles y cuando no.
Tercero, participación. La etiqueta digital promueve la participación de todas las personas. Las ideas se enriquecen cuando hay visiones diferentes entre todos. Esto nos lleva a la importancia de generar espacios de participación donde haya diálogo y no tanto debate. En un diálogo hay participación, tolerancia, y una conversación donde fluye la información de las partes a través de la escucha activa.
Cuarto, creación de comunidad y conexión. Finalmente, la etiqueta digital promueve la utilización de la tecnología como una forma de conectar, de crear comunidad, ya que esto genera líderes de contagio positivo, y un propósito común. En la práctica se ha visto que cuando hay desconexión entre las personas es una consecuencia de la falta de un propósito común.
Poco a poco iremos de forma conjunta aprendiendo más sobre cómo comportarnos al utilizar los medios digitales de forma sabia para generar felicidad y bienestar.