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En un mundo laboral donde la velocidad, la competencia y la tecnología imponen un ritmo implacable, la búsqueda del bienestar en el trabajo ya no es un lujo, sino una necesidad estratégica. Aquí es donde entra en juego el job crafting, una forma innovadora que ayuda a los colaboradores a rediseñar sus tareas, relaciones y percepciones laborales para encontrar un mayor sentido, satisfacción y productividad.
El job crafting, o rediseño laboral, es una técnica desarrollada por las psicólogas Amy Wrzesniewski y Jane E. Dutton, que anima a los colaboradores a tomar un rol proactivo en la configuración de su trabajo. A diferencia de aceptar pasivamente las descripciones de puesto, el job crafting empodera a las personas para ajustar aspectos de su día a día en tres dimensiones clave.
La primera, el diseño de las tareas. Aquí los colaboradores pueden modificar las responsabilidades laborales, añadiendo o eliminando actividades para alinearlas con las habilidades e intereses personales. La segunda, las relaciones. Esta tendencia entiende que las dinámicas relacionales son de vital importancia, por lo que la interacción con colegas, clientes o supervisores, se enfoca en cultivar conexiones significativas. Tercero y de las más importantes la cognición, o como es más conocido para la mayoría la reinterpretación del propósito del trabajo, vinculándolo con metas personales o impacto social.
Diversos estudios respaldados por la psicología positiva han demostrado que los colaboradores que aplican el job crafting no solo son más felices, sino que también reportan niveles superiores de compromiso, creatividad y resiliencia. Según la Teoría de los Recursos y las Demandas Laborales (JD-R), estas acciones pueden reducir el estrés laboral y fomentar un entorno propicio para el desempeño óptimo.
Además, el job crafting se alinea con el concepto de fortalezas personales, una piedra angular de la psicología positiva. Cuando los colaboradores diseñan sus roles para aprovechar al máximo sus fortalezas, experimentan un mayor flujo, ese estado de profunda inmersión en el que el tiempo vuela y el trabajo se convierte en placer.
El éxito del job crafting depende de la combinación de iniciativa personal y apoyo organizacional. Por ejemplo, al animar a los colaboradores a identificar sus fortalezas y valores personales. Una herramienta que comparto mucho en mis conferencias para descubrir las fortalezas que además es completamente gratis es el VIA Character Strengths Survey.
También, ofrecer talleres o sesiones de coaching sobre cómo rediseñar el trabajo puede ser transformador. Incluir ejercicios prácticos, como la “Mapa de Crafting”, donde los empleados visualicen sus tareas actuales y las ajusten hacia su ideal.
Empresas como Google y Zappos han integrado principios de job crafting en sus culturas organizacionales, reportando mayores niveles de satisfacción y retención. Por ejemplo, en Google, los empleados pueden dedicar el 20% de su tiempo a proyectos que les apasionen, lo que ha generado innovaciones clave como Gmail.
El trabajo no tiene que ser un simple medio para un fin; puede convertirse en una fuente de realización y crecimiento personal. Al adoptar el job crafting, no solo transformamos la experiencia laboral de los colaboradores, sino que también impulsamos el éxito organizacional.