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Analistas 04/08/2024

Cuando todo es secreto

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group

Todo sucedió en plena Guerra Fría, posterior a la Segunda Guerra Mundial, en un escenario geográfico tropical ajeno a los entrenamientos de las fuerzas militares norteamericanas y donde se lanzaron más bombas de las que habían lanzado durante la Segunda Guerra. En el clímax de la intervención en Vietnam, los Estados Unidos ya tenían en la guerra medio millón de soldados, muchos golpeados por plagas, sobreviviendo en la jungla o en pantanos, mientras el enemigo los asediaba con guerra de guerrillas, escondidos en túneles construidos en la selva y con el apoyo de las comunidades.

Los franceses habían perdido el control de Vietnam a manos de los comunistas de Ho Chi Minh, e inició la presencia militar norteamericana, que fue creciendo año a año desde 1945 hasta tal punto que, en los años 70, Washington no sabía si fortalecer aún más la presencia y la inversión en Vietnam o retirarse, pues la pérdida de vidas y recursos era inútil frente a la arremetida de los ejércitos bajo el mando del General Vo Nguyen Giap, experto en acciones guerrilleras y con el apoyo decidido de la Unión Soviética y China.

Los actores locales de esta tragedia eran Vietnam del Sur, con su capital política en Saigón, gobernada por una clase de políticos mediocres con apoyo de Estados Unidos, y, por el otro lado, Vietnam del Norte, con su capital en Hanoi, donde el líder era un caudillo comunista stalinista, Ho Chi Minh, héroe de la independencia de Francia.

El balance que se conoce hoy por parte de los Estados Unidos es de 55,000 soldados fallecidos, lisiados e incapacitados física o mentalmente, y las bajas vietnamitas sobrepasaban el millón de hombres.

Aparece en escena el presidente Lyndon B. Johnson y el asesor Robert McNamara, expresidente icónico de Ford, quien fue nombrado secretario de Defensa con el trabajo de conseguir los mejores académicos para conocer las razones por las que los Estados Unidos se habían implicado en Vietnam. El estudio iniciaba con si los presidentes habían tenido clara y suficiente información sobre lo que estaba ocurriendo; desde Truman, Eisenhower, Kennedy hasta Johnson. Además del levantamiento de información y análisis, incluía planes y asesoramientos a sucesivos presidentes norteamericanos y mandos militares.

En 1969, en la presidencia de Richard Nixon, estaba terminada la investigación de los expertos contratados por McNamara, plasmada en un documento de 7.000 páginas que se guardaba en los archivos de Rand Corporation, un tanque de pensamiento. Uno de los expertos era el economista de Harvard y exmilitar Daniel Ellsberg, conocido por su aporte al valor sobre “cómo influyen las condiciones de incertidumbre, desinformación y ambigüedad a la hora de las definiciones”, y fue él quien tomó y copió el documento que logró estremecer a Washington.

Otros expertos fueron Herbert Simon, doctor en Economía por la Universidad de Chicago, Premio Nobel de Economía en 1978, y autor de la frase “para entender la política tenemos que entender cómo es que las cuestiones reciben la atención de la gente y se convierten en parte de la agenda activa…”. Otro experto y Premio Nobel de Economía fue Richard Thaler. Todos ellos se propusieron hacer público, a través de una denuncia pública, la trama oculta de la guerra.

El New York Times autorizó a la redacción y así fue como en junio de 1971, con el cuidado de que ninguna palabra arriesgara vidas u operaciones militares en curso, se publicaron los documentos. Por su parte, el presidente Nixon solicitó al fiscal general, John Mitchell, que investigara a The New York Times por violación de la ley sobre secretos de Estado y seguridad nacional. Un tribunal federal ordenó al Times parar las publicaciones, pero el Times apeló a la Corte Suprema de Justicia, mientras tanto el documento del Pentágono llegaba a otros medios como el Washington Post y otros diecisiete diarios más.

La Corte Suprema declaró en el caso “The New York Times Company vs. United States” que era lícita la publicación, y es así como ese extraordinario proceso se conoce, se recrea en la producción fílmica de Steven Spielberg y se estudia mundialmente como “Los Papeles del Pentágono”.

De los rusos aún se está esperando la información sobre las decisiones y órdenes que daba el Kremlin al Ejército Rojo, pero por estas fechas, coyunturas y vecindario cada vez es y será más rápido conocer quiénes toman las decisiones, dan órdenes y ejecutan los actos de corrupción y las violaciones a los Derechos Humanos.

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