Analistas 06/04/2025

Duros de matar

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group
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Si usted nació en la Colombia de los años 60, su esperanza de vida al nacer era de 55.1 años para los hombres y 59,1 años para las mujeres. En los años 70, la esperanza de vida aumentó a 59.4 años para los hombres y 63,6 años para las mujeres; en los 80 llegó a 64,1 años para los hombres y 69.6 años para las mujeres; en los años 90, la expectativa de vida al nacer era de 64,5 años para los hombres y 73 años para las mujeres. Si hubiera nacido en el año 2000, su esperanza de vida habría sido de 67.3 años para los hombres y 75,5 años para las mujeres. En 2023, se registró el mayor progreso en la región de las Américas, alcanzando 74.48 años para los hombres y 80,13 años para las mujeres.

Sin duda, los resultados de esta mejoría se deben a los avances en los descubrimientos médicos, la accesibilidad a medicamentos y, también, a la calidad de vida. La Ocde ha creado el Índice de Vida Mejor, que mide dimensiones como ingresos, empleo, educación, medio ambiente, sociedad y relaciones. La suma de estos factores, en mi opinión, se refleja directamente en la salud y la felicidad.

El dinero, sin duda, es un medio importante para alcanzar estándares de vida más altos. Sin embargo, en Colombia, el ingreso familiar neto ajustado promedio per cápita es inferior al promedio de los países de la Ocde.

Solo el 58% de las personas de 15 a 64 años en Colombia tienen un empleo remunerado, frente al 66% de los países Ocde (71% de los hombres y 45% de las mujeres).

El nivel educativo y las competencias son un requisito clave. En Colombia, 59% de los adultos de 25 a 64 años han completado la educación media superior, cifra inferior a 79% en la Ocde (56% de los hombres y 61% de las mujeres). En cuanto a la calidad de la educación, el estudiante promedio en Colombia obtiene 406 puntos en la evaluación Pisa, frente a una media de 488 en los países Ocde. Curiosamente, las niñas en Colombia superaron a los niños por 7 puntos.

En el ámbito público, el nivel de sentido de comunidad en Colombia es moderado; el 80% de las personas afirman confiar en alguien que podría socorrerlas. La participación electoral fue del 53% en las recientes elecciones, frente a 69% en los países Ocde.

Dejando de lado la comparación con los 38 países de la OCDE (Alemania, Australia, Canadá, EE.UU., Corea, Japón, Países Bajos, Francia, Chile, Costa Rica, etc.), la prioridad individual debería ser reconocer la gran capacidad que han tenido, y aún tienen, las personas mayores de 55 años para contribuir al progreso en todas las dimensiones, tanto a nivel global como en Colombia en particular.

Fueron ellos quienes, sin wifi, sin apps y sin coaching motivacional, lograron que hoy vivamos más y mejor. La segunda prioridad es entender que estos años adicionales que nos ha regalado el desarrollo no deben desperdiciarse. Por el contrario, hay que exprimirlos como a un limón sabroso en limonada fresca: en beneficio de la salud, la felicidad propia y la de quienes nos quieren (o al menos nos toleran con cariño).

Algunos países ya han desarrollado políticas públicas al respecto y, por su parte, las empresas exitosas, universidades relevantes y las instituciones de vanguardia están incorporando el talento, la experiencia, el conocimiento e incluso la mano de obra de personas mayores.

Dicho esto, es responsabilidad de todos los mayores diseñar rutinas de ejercicio y comer rico -mucha proteína y muy poco pandebono-, trabajar y estudiar para mantener la agilidad mental, celebrar todo lo que se pueda -cumpleaños, aniversarios, asados, partidos ganados y hasta empates- para seguir cerca de los amigos. Y claro, planificar financieramente pensando en uno mismo y no en los hijos, nietos, “relatives” y demás toreros espontáneos. En resumen: que estos nuevos días, meses y años extras nos pillen bailando, estudiando, riendo y, si se puede, con las finanzas en orden. ¡Feliz tiempo extra!