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En contextos de conflicto, la fe puede ser un puente para encontrar soluciones pacíficas, basadas en la espiritualidad, el valor de la vida, el perdón, la reconciliación y la esperanza
La coyuntura actual de amenazas, guerras y violaciones a los Derechos Humanos nos trae a colación la proclamación de San José como Patrón de la Iglesia Universal el 8 diciembre de 1870 por parte del Papa Pio IX. Esta designación significa que el padre terrenal de Jesús es el protector de la Iglesia, de las familias, de sus hogares y, en consecuencia, de la humanidad.
La prudencia, una de las virtudes de San José, está fundamentada en el respeto hacia quienes piensan diferente, en la sabiduría que otorga el estudio y la ciencia, además de la experiencia y el buen discernimiento. Virtud escasa en quienes ostentan posiciones de poder político en este momento de la historia mundial y se les recomienda justamente eso a los lideres, pues es la prudencia la que les asegura que las posiciones elegidas, los mensajes trasmitidos y las decisiones tomadas sean justas, pertinentes, equilibradas y contribuyan a la construcción de confianza y el bienestar común.
La vida del esposo de María y padre putativo de Jesús es también un ejemplo de justicia, humildad y protección que también resuenan como un llamado a la reflexión y a la búsqueda de la paz en medio de la discordia, perdidas de libertades y vidas que afligen a países como Israel y Palestina, Rusia y Ucrania, China y Hong Kong, por no mencionar los terroristas y lo que se está intuyendo entre Venezuela y Guyana.
Las Escrituras también le dan el atributo a José de ser una persona justa, lo que infiere su fidelidad a la Torá y, particularmente en él, una fe inquebrantable en Dios y a sus claros y exigentes designios. El esposo de María era de condición humilde y con el oficio de carpintero le daba el sustento a su familia, aunque las genealogías de San Mateo y San Lucas lo presentan como descendiente del rey David.
San José también encarna las virtudes de la honestidad, el amor al trabajo y debido a su oficio de carpintero fue considerado por el Papa Pio XII en 1955 patrono del trabajo, especialmente de los obreros y es así como todos los días 1º de mayo, se conmemora la Festividad de San José Obrero y día del trabajo, recordando su oficio de carpintero y en honor de los trabajadores de todo el mundo. Sin duda otro ejemplo inspirador para todos los trabajadores y todos los que generan empleo que entienden el trabajo como una ética que engrandece el espíritu con el cumplimiento del objetivo superior de construir una mejor sociedad, de resolver problemas con soluciones que son el resultado del intelecto y las actividades de millones de personas, de cuidar la especie humana y su entorno. Lo que contrasta con quienes solo quieren vivir parasitariamente de las empresas, las instituciones y las personas que con su esfuerzo generan bienestar y oportunidades laborales, o quienes se apropian de los presupuestos de la salud, educación, seguridad social, alimentaria y energética del Estado o quienes quieren perpetuase en el poder a toda costa.
Por ultimo pero no menos importante, San José es también patrono de América, China, Canadá, Corea, México, Austria, Bélgica, Bohemia, Croacia, Perú, Vietnam, Costa Rica; así mismo, de la Asociazione Catoliche Laboratrice Italiana y la Acción Católica Argentina y, en adición a lo anterior, el papa Benedicto XV declaró a San José patrono contra el comunismo y la relajación moral.