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En la mayoría de los países, la policía es una institución adscrita al Ministerio del Interior y no de Defensa, pues su objetivo es mantener el orden público y garantizar la seguridad como un derecho de todos los ciudadanos. En ese entendido la policía necesita un entendimiento civil y preventivo y no confrontacional y reactivo.
La dirigencia de la policía siempre tiene una buena disposición de donde se derivan programas y operativos de alta sofisticación con gente profesional en lo que hace. Análisis de riesgos, prioridades, defensa de los intereses comunes y aseguramiento de los derechos e integridad de los policías; sin embargo los policías en servicio en calles y vías públicas, que son la base de la pirámide de la seguridad y la convivencia, dista mucho de lo deseable.
La aproximación siempre buscando alguna falta en los retenes de control y no una actitud de servicio, genera desconfianza, miedo e intimidación. Siempre los ciudadanos pensamos que al final de cada retén vamos a pasar un mal rato.
A continuación un listado de la policía que preferimos:
La policía que sabe que es un servidor público y no el dueño de la ley.
La policía que cree en la inocencia del ciudadano y no parte del supuesto de culpabilidad.
La que genera espacios seguros para todos y no gasta recursos en escoltas para protección de una persona.
La que da ejemplo de ciudadanía ejerciendo sus deberes y sus derechos ciudadanos.
La que conoce la ley, el código de policía pero también las necesidades y preocupaciones del ciudadano.
La que pregunta en qué puede ayudar y no pide documentos primero.
La policía que agiliza el tráfico y no la que lo detiene.
La que da el paso y no matonea como escolta de alguien muy importante.
La que está vigilante y no hablando por celular.
La que está dispuesta a informar, llega enseguida y ayudar asertivamente.
La que ayuda, pronto y diligentemente y no obstaculiza.
La que conoce el entorno y logra la colaboración empáticamente y no la confrontación que le termina dando la razón al violento.
La que tiene claros e inquebrantables sus principios y valores.
Necesitamos ayudar a que la policía sea mejor desde la base, todos debemos ayudar a la profesionalización, a que sea tanto la admiración a la institución policial atraiga a los mejores jóvenes y profesionales de Colombia para que hagan parte de los constructores de una cultura de respeto, de convivencia y de corresponsabilidad con la vigilancia de los derechos y deberes de todos.
La confianza y la reputación, al igual que la cultura, se construye; no es por decreto, no es un balance de poder, no es de confrontación es de preparación, educación y comunicación.