Mucha tierra pocos proyectos

En la búsqueda por conocer iniciativas importantes en el Amazonas encontré un proyecto de gran impacto, con una metodología novedosa y que puede generar un flujo de proyectos similares donde además de ser conservacionista, tienen equipos de estudio compuesto expertos en biología, botánica, ciencias humanas, responsabilidad social, financieros y abogados. Además de la experiencia, tienen metodologías para incluir, empoderar y potenciar a las comunidades y recursos económicos que aseguraran la verdadera sostenibilidad.

Ya desde hace meses, han venido trabajando un caso para un proyecto piloto para la Amazonia colombiana liderado por colombianos admirables, expertos y que han regresado a Colombia de centros de investigación, de ONGs, de bufetes internacionales de abogados, del mismo gobierno nacional y de la manos con los científicos que han desarrollado los proyectos de Indonesia, Malasia, Brasil, entre otros y que han servido de alternativa ambiental y económica en un paises donde la agricultura extensiva ha desplazado al bosque nativo, cómo el caso indonesio, país experto en cultivo palma africana y producción de aceite.

El entusiasmo contagioso de la zona identificada y monitoreada desde hace más de un año, las especies nuevas identificadas de aves, de fauna, la posibilidad de algún día tener el corredor que conectará Los Andes con el Amazonas contrasta con la velocidad y agresividad de quienes están deforestando, talando e incendiando nuestro Amazonas para supuestamente ampliar la frontera agrícola y en otras partes evidentemente sembrar coca, como lo evidenció Semana Sostenible y el Instituto Humboldt

En el Guaviare las zonas afectadas son terrenos baldíos de la Nación pero adicionalmente protegidos por Ley Segunda de 1959, lo que parece impórtale a pocos, pues la posición de algunos es que se necesita más tierra para los campesinos cuando según el DANE de los 40 millones de hectáreas con potencial agrícola 7, 6 están en producción. El esfuerzo entonces es como poner a producir los 32, 4 millones de hectáreas a cambio de pensar que la solución está en ampliar fronteras agrícolas y mucho menos arriesgando uno de los patrimonios más importantes para la humanidad, nuestro Amazonas.

No hay que desconocer que es doloroso, por decir lo menos, ver cebollas importadas, papas, leche, café y hasta agua !!! y que todos somos responsables pues unos consumimos esos productos, otros no generan los créditos oportunos y con costos razonables, otros no se ocupan de la infraestructura rural, otros no legislan para que la tecnología y la maquinaria agropecuaria no tenga ningún gravamen, otros para que enseñen que la riqueza y la geopolítica están parados en el conocimiento y presencia del Estado en su ruralidad y todos para que prioricemos y nos focalicemos en apoyar, dignificar y valorar nuestro campo pues es la riqueza de siempre.

Debemos ser conscientes que el Amazonas es de interés mundial, que es la única forma de sobrevivir, que es legado para nuestros hijos y que sí hay una economía robusta y rentable para el país, las comunidades rurales y el ambiente a través de la conservación. El mundo está en la necesidad de cuidar, conservar y compensar con creces los impactos negativos derivados de la existencia misma del hombre que siembra, transforma, construye, produce desechos y de las comodidades del desarrollo dependiente de la energía.

Hoy el mundo demanda proyectos de energías alternativas, de consumo responsable y de captura de Carbono (CO2) y debemos reconocer que nuestros jóvenes están en esa tendencia y que Colombia está apenas tomando ese rumbo y qué hay iniciativas como la de Carbono Azul en el Golfo de Morrosquillo para conservar mangles con recursos de Apple de Conservación Internacional o el proyecto COPANGUA en el Guaviare que busca conservar el Amazonas con recursos de Permian Global y que seguro pondrán a la vanguardia en el mundo a nuestro país y a los equipos del Ministerio de Ambiente, ANLA, Instituto Humboldt, la Vicepresidencia de la República.