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El próximo jueves se celebra el Día de Acción de Gracias, una festividad que invita a compartir la mesa con la familia y amigos del alma. En el contexto actual de incertidumbres pudiera parecer un chiste hablar de gratitud. Sin embargo, debemos agradecer lo que somos, lo que tenemos y lo que amamos.
Agradecer es un acto sanador y una actitud generosa ante la vida. Dar las gracias a Dios y a quienes son nuestra felicidad genera la energía más trascendental y poderosa. Aunque las dificultades empañen el optimismo y los desafíos nos pongan a prueba, el tiempo nos enseña que superar esos momentos saca lo mejor y sorprendente de cada uno. Así como el artista que muchas veces encuentra en los errores o el fracaso la chispa para la mejor creación.
Esta tradición, que se celebra el ultimo jueves del mes de noviembre, tiene su origen en 1621, cuando colonos ingleses en Plymouth, Massachusetts, celebraron una cosecha exitosa gracias a la ayuda de los indígenas Wampanoag. Este primer gesto de gratitud trascendió, convirtiéndose en una tradición en los Estados Unidos y en un evento adoptado por muchas culturas.
En casa de nuestros padres nos enseñaron a agradecer desde los detalles pequeños hasta lo más complejo y aparentemente natural, como la vida misma, la salud, la tranquilidad y los alimentos. Con los años, se aprende que estas condiciones no son ni tan naturales ni eternas. Este jueves daré gracias a Dios por quienes me han dado todo para ser feliz: padres, hijos, esposa, abuelos, hermanos, nuera, yerno, y la familia cercana y ampliada, que nos llenan de esperanza, alegría e ilusión. También por los amigos, que siempre traen risas, solidaridad y momentos inolvidables.
Asimismo debo agradecer por quienes nos educaron pues nos enseñaron respeto, capacidad de admirarnos, entender el contexto y la historia donde se evidencia que la humanidad cada vez está mejor en derechos, en salud, en expectativa de vida, cuidado ambiental y oportunidades. Igualmente demos gracias por quienes nos guiaron en la espiritualidad, a creer en un Dios y a tener una ética.
En el listado de gratitudes debemos incluir por los agricultores, pescadores, ganaderos, mineros y por todos quienes cuidan y trabajan el campo para que podamos tener lo necesario para alimentarnos y porque son ellos quienes nos enseñan el valor del trabajo. Su labor, lejos de los reflectores, es un ejemplo de compromiso con las comunidades y con la supervivencia de la especie humana. En tiempos de violencia y caos son ellos quienes nos darán la seguridad alimentaria, energía, economía y los recursos para la vida.
También por los empresarios pequeños y grandes que con su inteligencia y valor desafían las probabilidades en entornos complejos. Nos enseñan que cada "gracias" que reciben de un cliente, cada palabra de aliento de alguien que cree en su visión, se convierte en la energía que mantiene viva la curiosidad y la innovación. Recordemos que la economía no es solo cifras, son historias de esfuerzo y de sueños que se cumplen.
Así, este Día de Acción de Gracias es una invitación no solo a compartir una cena con quienes más queremos, sino a reflexionar sobre lo que realmente importa en sintonía con la canción Gracias a la Vida interpretada por Mercedes Sosa.
Agradezcamos con el corazón, con la razón y, si es posible, con un gesto generoso hacia quienes lo necesitan.