MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
En la ceremonia de grado de la Universidad Javeriana, el viernes pasado, el rector, en su sabio discurso, reconoció lo particularmente difícil que había sido para estos graduandos vivir en medio de los actuales relatos de catastrofismo y falta de futuro. Al final, los invitó a mantener la ética y los valores, pilares de la educación en esa alma mater durante 400 años.
Este mensaje, que quizá para algunos de los asistentes es simplemente unas palabras llenas de buenas intenciones, se convierten en una realidad para los jóvenes de hoy que han conocido la pandemia, la violencia que les ha quitado sus amigos sumidos en la depresión o en las drogas, sus parques, sus pertenecías que son herramientas de estudio y su libertad de movimiento. Pero también han entendido el sentido profundo de las palabras del rector con lo sucedido el pasado jueves, cuando el peor equipo de fútbol de Europa, San Marino, venció nuevamente 1-0 a Liechtenstein en la Nations League, después de 20 años, y se convirtió en el líder de su grupo.
El mundo hoy sonríe pese a las noticias de la invasión de Rusia a Ucrania, la tensión entre las Chinas, los ataques entre los grupos extremistas e Israel desde Palestina y Líbano y en este hemisferio también las violaciones a los derechos humanos patrocinados por los dictadores convertidos en matones de todas las expresiones de libertad, democracia y desarrollo. Sin embargo, la juventud global ve como ejemplo al héroe de este triunfo, Nicko Sensoli, de 19 años. Es en este nuevo mundo donde los jóvenes con principios y valores están encontrando convergencias y caminos hacia el futuro.
Para poner las cosas en perspectiva, San Marino ocupa el último lugar en el ranking Fifa (210), mientras que Liechtenstein está en el puesto 199. No es que San Marino juegue para ganar, juega para resistir. De hecho, antes de este glorioso partido, habían pasado 7,436 días sin una victoria, y la anterior también había sido contra Liechtenstein, en 2004.
San Marino no solo ha batido récords de derrotas, sino que ha logrado algo admirable: perder con elegancia. Desde su fundación, ha acumulado 141 partidos consecutivos sin ganar, con 6 empates y 135 derrotas. En ese tiempo, el equipo anotó 21 goles, lo que podría impresionar si no fuera porque recibieron 568 en contra. Sí, ¡568 goles! Han recibido más goles que el número de habitantes en algunos pueblos pequeños de San Marino.
Si bien su historial de derrotas es épico, San Marino ha mostrado mejoras. En 2023 lograron marcar en dos partidos consecutivos contra Dinamarca y Kazajistán. No ganaron, pero esos goles fueron celebrados con el entusiasmo de un triunfo en la Champions League.
Juegan sus partidos en el Estadio Olímpico de Serravalle, con capacidad para 6,664 espectadores. No es un número modesto si consideramos que representa una sexta parte de la población total de la república (33,660 habitantes). Esto significa que toda la población pudiera tener un grado de parentesco con un jugador del equipo.
Ahora, tras la victoria del pasado jueves 5 de septiembre, San Marino está en la cima de su grupo de la Liga de Naciones, que comparte con Gibraltar y Liechtenstein. Su próximo reto será enfrentar a Gibraltar el 10 de octubre, y tal vez estén a punto de comenzar una nueva historia.
San Marino es el último en el ranking Fifa y el primero en el corazón de los aficionados del mundo que celebran cada pequeño triunfo como si fuera una copa mundial. La enseñanza de los sanmarinenses es la misma de los jóvenes líderes del mundo y es que la verdadera victoria está en seguir jugando limpiamente, con alegría, entusiasmo y esperanza, celebrando cada logro, sin preocuparse demasiado por los goles que entran en tu portería.