Ecopetrol, dividendos pagados por el Fepc

Los resultados de 2024 para Ecopetrol despertaron comentarios de todo tipo, desde quienes ven el proceso de transición energética, hasta quienes se muestran en desacuerdo con el proceso y proclaman que la empresa se marchita.

El proceso de estabilización de precios es el principal determinante de dichos resultados y permite mantener los ingresos brutos de la empresa en 7,8% del PIB, aclarando que sin estar en periodo de bonanza.

La meta de producir un millón de barriles diarios de crudo (1.000 kpbd) solo se consiguió en dos momentos esporádicos del tiempo, durante 2013 y 2015, bajo condiciones especialmente promisorias, elevados precios internacionales por barril -por encima de US$100-, y una política pública concentrada en estimular los hidrocarburos y mantener los efectos de la enfermedad holandesa, locomotoras minero-exportadoras y desindustrialización. Superada la bonanza de precios, la producción se reduce en 800 kpbd en los años previos al covid-19 y se estabiliza en 770 kpbd en promedio desde la pandemia.

Los últimos hallazgos importantes -Caño Limón, Cusiana y Cupiagua- ya superaron los 30 años y demuestra que Colombia es un país que tiene petróleo; pero, no es petrolero, ni tiene las grandes reservas de Venezuela. El país cuenta con 251 contratos de exploración y 200 de explotación vigentes para hidrocarburos, petróleo y gas. Dichos contratos corresponden a 17 millones de hectáreas exclusivas a exploración y 4 millones más a explotación, para un total de 21 millones de hectáreas, lo que significa tres veces más, del área dedicada a la agricultura.

Conviene señalar que las reservas probadas anuales no han cambiado desde hace décadas y se mantienen en alrededor de siete años. Dichas reservas aumentan con la exploración verificada, pero se reducen con la explotación efectiva anual. No obstante, en los últimos dos años se logró que cerca de 40 contratos con poco o nulo movimiento se hicieran efectivos y exploraran.

La producción de derivados -gasolina y diésel- en las refinerías de Reficar y Barranca, se encuentra en niveles de plena capacidad y permiten abastecer más de 80% del mercado nacional, para lo cual se destinan 414 kpbd, en un consumo diario estimado en 12 millones de galones, el doble de lo que se consumía en 2012, importando alrededor de 40% en gasolina y 10% en diésel.

Con el déficit creciente del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, Fepc, el cual inició en 2021 y que llegó al máximo en 2022, con $37 billones pagados desde el Presupuesto General de la Nación, PGN, se hizo perentorio ajustar precios internos y cerrar brechas respecto a los externos. La brecha en gasolina se cerró en enero de 2024 y la del diésel sigue pendiente. Con este ajuste el déficit del Fepc se redujo sustancialmente, pero no ha desaparecido, pasó de $20 billones en 2023 a $7,6 billones en 2024.

Por la diferencia de precios entre gasolina y diésel, se tiene un efecto indeseado de sustitución de combustibles en el mercado interno, por ejemplo, el consumo de gasolina se ha reducido de 6 millones de galones diarios a 5,7 millones, mientras el del diésel aumentó de 5,7 a 6,3 millones de galones, soportados en el pago que el Fepc le hace a Ecopetrol, de ahí la urgencia de seguir cerrando esa brecha.

El aporte de Ecopetrol a la Nación y a sus accionistas, que fue extraordinario en 2022 ($42,4 billones) y 2023 ($58,3 billones), se estabiliza en función de los nuevos precios en 2024 para un total de $40,4 billones distribuidos entre impuestos propios y de terceros, regalías y dividendos. El principal factor de ajuste en la liquidación de utilidades es el aporte neto del Fepc, sin cruzar con dividendos, razón por la cual la utilidad neta de 2022 fue de $33,4 billones, lo que permitió decretar dividendos de $24,4 billones, ordinarios y extraordinarios. La operación en la práctica fue un buen resultado producto del desfase de precios en combustibles y el Fepc pagó los dividendos distribuidos a todos los accionistas.