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En 2008 la Alcaldía de Samuel Moreno contrató con la Universidad la Sabana y la del Bosque un estudio para definir la creación de la EPS Salud Capital. La recomendación de las dos universidades fue que la nueva EPS debería ser una empresa mixta con capital público y privado.
La EPS Salud Total fue seleccionada como socia minoritaria de Capital Salud por su solidez financiera, excelente servicio e importante participación en el Distrito.
Con el fin de proteger su inversión de la politiquería, Salud Total pidió al Distrito la firma de un acuerdo de socios, con un requisito muy importante: Salud Total presentaría tres candidatos, de los cuales la Alcaldía tendría que nombrar al Gerente General de Capital Salud.
A diciembre 31 de 2012, cuando Petro asume la Alcaldía, Capital Salud, sólo tres años después de fundada, ya tenía una pérdida neta de $29.300 millones y un patrimonio negativo de $5.200 millones.
Esas cifras no escandalizaron a Petro. Él no estudió economía para cuadrar las cuentas, sino para reventarlas. Necesitaba en la gerencia de Capital Salud un incondicional: violando el acuerdo de social, nombró a su alfil Alain Jiménez.
Como era de esperarse Salud Total demandó ante un Tribunal de Arbitramento la elección. Este falló en diciembre de 2015 a favor de los minoritarios: Jiménez debía salir. Ya el daño estaba hecho y terminaba Petro su agitado paso por la Alcaldía.
Las cifras que dejó en Capital Salud no podían ser peores: las pérdidas eran de $368.000 millones y patrimonio negativo de $554.000 millones.
El 27 de octubre de 2015 Supersalud ordenó vigilancia especial de la EPS Capital Salud, debido a los problemas financieros, administrativos y deficiente prestación de servicios. ¿Qué pasó con los miles de millones de Capital Salud, que como se ve, no se destinaban a atender bien a los pacientes?
Al revisar la Encuesta de Percepción Ciudadana, de Bogotá Cómo Vamos, encontramos que mientras en 2011, cuando Petro asumió la alcaldía, 56% se declaraba satisfecho con los servicios de salud; en 2015 sólo 49% se declaraba satisfecho. ¿Es eso lo que nos espera con la nacionalización de la salud?
Para Petro las empresas del Estado sirven principalmente para consolidar el poder político del mandatario.
Para él, buen servicio y productividad son principios neoliberales y capitalistas. De allí su idea de acabar con el sector privado: todo en manos del estado.
No sirvió el llamado de atención que les hizo Felipe González en 2005 a los seguidores del Socialismo del S. XXI: “no recuerdo ninguna nacionalización que haya servido para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, han servido sólo para aumentar el poder del gobernante”.
La mejor muestra del talante de Petro fue la elección de Ricardo Bonilla como presidente de Findeter. Bonilla había quedado inhabilitado para ocupar cargos públicos hasta 2026, por los desfalcos que dejó como Secretario de Hacienda durante la Alcaldía de Petro.
Tampoco cumplía con el perfil para dicho cargo. Pero Petro no se hizo elegir presidente para respetar normas y leyes. Nunca las ha respetado.
Lo que está en juego no es sólo nuestra salud, está en juego la salud de Colombia.
Nota: los empresarios están participando en toda clase de foros y tertulias para entender la nueva situación política.
Deberían también hacer foros con sus trabajadores e invitar expertos para debatir sobre los riesgos que corre el país.