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Cuenta Platón en su escrito La República, que en una conversación de Sócrates con su amigo Adimanto, le pregunta a éste: Si fueras a viajar a Samos, quien quisieras de piloto del barco, un capitán bien experimentado o uno de los pasajeros escogido al azar. Adimanto corrió a responder que prefería un buen piloto y de ninguna manera un pasajero sin experiencia.
Petro no leyó Sócrates y se rodeó de pasajeros distraídos para manejar el barco. Él como capitán es un pasajero desaplicado, curtido en su habilidad para mentir, ambicioso en sus deseos de mandar, desorganizado en su forma de administrar y caótico en su forma de liderar. Sócrates profundiza en los riesgos de la democracia y menciona su temor a la elección de gobernantes sin el debido dominio de los temas. No es necesario leer a Sócrates, aquí ya nos está pasando lo que él tanto temía.
Según un estudio de Deloitte la agenda de una junta directiva es una en épocas normales y otra en épocas de crisis. Colombia enfrenta un tsunami capaz de destruirlo todo. Las juntas deberán debatir sobre la estrategia más adecuada para sortear la nueva amenaza.
Colombia había disfrutado de un crecimiento permanente en su economía desde los años 60 y si bien hemos vivido crisis de seguridad, cambiarias, de disminuciones en el consumo, etc., el riesgo de hoy es completamente nuevo: la cobertura en salud y en educación gratuita de casi 100%, una infraestructura en vías que hace unos años creíamos imposible de lograr, un sector empresarial pujante que ha ayudado a recuperar los índices de empleo de antes de la pandemia, programas fundamentales para la búsqueda de mayor equidad y todos en riesgo debido a los “pasajeros” despistados a cargo de estas carteras.
¿Qué las clases menos favorecidas no tenían nada que perder? Perder la salud y la educación gratuita, la red de carreteras, la independencia energética, la confianza del sector empresarial, es el camino a la miseria. Si en medio de la vorágine desenfrenada del narcotráfico, el ejército y la policía servían de contrapeso, ahora con la delincuencia en el poder, las perspectivas de seguridad son apocalípticas. Las políticas de Petro son las mismas de Cuba, Nicaragua y Venezuela, así que no esperemos resultados diferentes a los de esos países.
Pero toda crisis es una oportunidad. ¿Cómo remontarla? Las juntas tendrán que redefinir su agenda: ¿Cómo jugar localmente y como jugar internacionalmente? Lo primero orientado a defender la iniciativa y la propiedad privada, las libertades, los valores democráticos y evitar el adoctrinamiento ideológico. Lo segundo buscar mercados y oportunidades fuera de Colombia. No dejar todos los huevos en esta canasta.
Los empresarios deberán desarrollar mayor conciencia política, entender mejor la importancia de una oposición sólida y ordenada, que con fuerza contenga el espíritu destructor del nuevo gobierno. Observe que todas sus propuestas son quitar, eliminar, acabar, nada de crear, incentivar, construir, trabajar.
Las juntas directivas deberán reconfigurarse, tener al menos un profesional con conocimiento y el olfato político del momento y otro con domino internacional, que muestre el camino para abrir mercados y operaciones fuera de Colombia. Dos frentes: defender a Colombia internamente y sembrar una semilla en el exterior.