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Si la verdadera preocupación del gobierno fuera mejorar índices de equidad, su agenda se debería concentrar en tres frentes.
Educación: tanto las pruebas Pisa como Saber 11 confirman que la educación primaria y secundaria, especialmente en la educación pública, son de muy baja calidad. Si nos comparamos con los países de la Ocde y con muchos de los países vecinos que también participan en la medición de Pisa, quedamos siempre en los últimos lugares.
La deserción estudiantil en las universidades públicas está cerca de 50%, explicada en buena medida en la pobre preparación de los bachilleres. Los mejores ejemplos de progresos en equidad lo han logrado países que se destacan por la calidad de su educación.
Justicia: cuando en 624 a. C. se escribió el primer Código Legal en Atenas y se hizo público, coincidió con que hacía pocos años se había desarrollado el alfabeto y la lectura quedó al alcance de muchas personas, de tal manera que los jueces se vieron obligados a respetar las leyes y fallar en derecho. Los códigos dejaron de ser manejados por una minoría, fue un primer paso de la humanidad hacia la equidad y la democracia. Que una demanda civil se tarde en Colombia más de 10 años en resolver, es una muestra de inequidad.
Inseguridad: un país en llamas no puede de ninguna manera facilitar el ascenso social de su población. Y nunca tendremos paz, si la queremos lograr premiando a guerrilleros y delincuentes.
Tenemos muchos más problemas, pero si el gobierno supiera de estrategia, entendería que debe concentrar su gestión en los tres principales problemas.
Conociendo los antecedentes de Petro, su capacidad de engañar, su incapacidad administrativa, manifiesta durante su alcaldía, más su ambición desmedida, no se entiende como personas inteligentes y bien preparadas votaron por él. Se entiende si, sin necesidad de grandes análisis, porque la guerrilla, la delincuencia, más todos los malandros de este país votaron por él. Sin embargo, nos es fácil entender como la izquierda caviar cayó en la trampa.
Por fortuna muchos dirigentes de los partidos Liberal, de la U y Conservador, que estuvieron en coalición con el gobierno, han entendido finalmente que la agenda de Petro y su equipo no tiene nada que ver con la equidad. Su plan es de enriquecimiento personal, de unas dimensiones nunca vistas en Colombia.
Muchos sostienen que aquí no pude pasar lo de Venezuela, porque nuestras instituciones son más sólidas. Sin embargo, el plan de Petro es destruirlas: ya acabó con las fuerzas armadas, cuyas funciones quiere entregar a la primera línea y a guerrilleros en el proceso de paz; en febrero de 2024 tendremos un nuevo fiscal ternado por él; el Banco de la República lo quiere convertir en una imprenta casera. En tres años no habrá instituciones.
Sólo con un movimiento civil de gran envergadura, podremos mostrar al mundo que aquí hay una democracia en riesgo. Y digo al mundo, porque Petro con su capacidad de engañar, ha logrado apoyos importantes de la izquierda europea, que es urgente desvirtuar.
Los partidos Centro Democrático, Cambio Radical, Partido Liberal, Conservador y de la U deben manifestar su descontento y con la sociedad civil salir a las calles, de manera pacífica, como se ha hecho hasta ahora, pero con 100 veces más personas. Hay que sacar más de un millón de personas en Bogotá y forzar al gobierno de manera pacífica a dar un paso al costado. No será fácil.
Los partidos comprometidos con defender los valores democráticos deben establecer un frente nacional por la equidad. Un compromiso de estado a 30 años: la educación, la justicia y la paz necesitan planes largo plazo.