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La automatización sigue siendo una tendencia relevante en la actualidad. Al contrario de lo que algunos puedan pensar, este concepto engloba todas las tecnologías que permiten que los procesos empresariales se lleven a cabo con mínima o nula intervención humana y está más vigente que nunca. Con la aparición de nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial generativa, la digitalización y la realidad aumentada, se amplían las posibilidades de automatizar un mayor número de procesos.
A menudo, al pensar en automatización, la vemos solo como una herramienta para reducir costos y reemplazar las tareas manuales que hacen las personas. Sin embargo, sus beneficios van mucho más allá de simplemente generar ahorros y eficiencias. La automatización conlleva mejoras significativas en tres aspectos clave: la calidad, velocidad y capacidad de los procesos; además, en muchos casos mejora la vida de las personas.
Comencemos hablando de la calidad. Cuando automatizamos un proceso, incorporamos el conocimiento y la experiencia de las personas más expertas de la organización en la solución que desarrollamos. Esto asegura que el proceso de digitalización siempre se realice de manera excepcional. Esto es difícil, si no imposible de garantizar, cuando diferentes personas ejecutan el mismo proceso, ya que depende de su conocimiento, habilidades y estados de ánimo en ese momento.
En cuanto a la velocidad, la mejora es evidente con la automatización, es típico que las soluciones automatizadas reduzcan en más de 95% el tiempo de ejecución del proceso. Además, la capacidad de su ejecución experimenta un cambio drástico. A menudo, las empresas no pueden contar con suficientes personas para atender todas las solicitudes, lo que impacta en la velocidad de entrega de servicios y en la resolución de problemas para los clientes. La automatización permite superar esta limitación y ejecutar el proceso para todos los casos sin importar el costo o el tiempo que tomaría.
A pesar de los beneficios, a menudo se argumenta que la falta de aplicaciones o una arquitectura adecuada impide iniciar estrategias de automatización en las empresas. Sin embargo, no es necesario tener sistemas o arquitecturas empresariales altamente modernas para comenzar. Es una buena idea empezar con un proceso importante pero no demasiado grande para que los beneficios generados tengan un impacto significativo y estimulen el interés en más proyectos de automatización. Estos resultados generarán los recursos y triunfos necesarios para impulsar una estrategia de automatización más sólida.
En resumen, la automatización es una herramienta esencial para mejorar la velocidad, la calidad y la capacidad de los procesos empresariales, que está al alcance de todas las compañías. Cada día hay menos procesos que no sean posibles automatizar, debido al surgimiento de nuevas tecnologías y a la adopción de éstas por parte de la sociedad. Si queremos mejorar la productividad, que es requisito fundamental para impulsar el crecimiento económico, la automatización no es una opción, es una necesidad.