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Hace 15 años, las principales clasificaciones de riqueza mundial las dominaban los países. Sin embargo, desde hace un par de años, el poder económico se transfirió, en buena medida, a las grandes empresas y a algunas personas naturales.
Esto significa que, hoy por hoy, la mayor parte de la riqueza, el dinero y la capacidad de inversión se encuentra, cada vez más, en manos de privados y es por esto que las Alianzas Público Privadas (APP) han adquirido gran relevancia como medio para el desarrollo de obras de interés público, especialmente la infraestructura que requieren los países.
Un buen ejemplo de esto es que de las empresas más grandes del mundo, medidas por ingresos anuales según el ranking de la revista Fortune 500, la compañía Wall Mart supera el tamaño del PIB de Colombia. Las 500 empresas más grandes del mundo suman el 37% del PIB mundial.
En consecuencia, las alianzas público privadas representan una gran oportunidad para la región latinoamericana, la cual abarca el 15% de la superficie mundial, con 625 millones de habitantes y un atraso de más de 15 años en infraestructura respecto a las regiones desarrolladas del planeta.
Además, el último informe de la Cepal indica que más del 30% de la región vive en condición de pobreza, lo que ha facilitado el ingreso al poder político de líderes populistas que aprovechan esta deuda social para ofrecer promesas incumplibles. Es por eso que las APP representan también un medio para combatir la desigualdad y disminuir las posibilidades de caer en gobiernos de corte populista.
En Colombia las APP tienen su origen en el decreto 222 de 1983, el cual permitió el acceso de los privados a la construcción de obras públicas por medio de contratos de concesión. Más adelante, en 1991, se dictaron nuevas disposiciones en pro de involucrar a los particulares en el desarrollo de infraestructura.
Luego de esto se generaron importantes desarrollos en los Conpes hasta que finalmente, en el 2012, se creó la Ley 1508 de alianzas público privadas por la cual se estableció su régimen jurídico.
Recientemente se adoptó el modelo peruano de obras por impuestos, el cual permite a los particulares incursionar en el desarrollo de obras públicas mientras cumplen sus obligaciones tributarias. Esta gran iniciativa peruana puede tener mayor éxito si se centra en el apoyo a nuevas empresas.
El índice de APP infrainscope, creado conjuntamente por la revista The Economist y el BID, le da a Colombia una buena calificación. Sin embargo, este estudio presenta como una de nuestras debilidades el clima de negocios y los obstáculos tributarios.
Así, el nuevo gobierno debe fortalecer esta herramienta, en especial la modalidad APP de iniciativa privada sin obligatoriedad de desembolso de recursos públicos.
Esto puede contribuir al que debe ser el principal propósito de Colombia en el futuro inmediato: pasar del tercer mundo al primero, como lo dice el título del libro escrito por el líder de Singapur, Lee Kuan Yew.