MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
La cotización del café superó los U$4 por libra en la Bolsa de Nueva York. Se trata de un hecho inédito y sin precedentes en la historia del grano. Se escucha y se lee entonces que estamos en “bonanza cafetera”, expresión comúnmente utilizada para denotar que se transita por un periodo de exceso de bienestar económico para el sector cafetero.
Sin embargo, cuando se mira la historia, aquella expresión surgió durante el incremento de los precios que tocó su cúspide el 14 de abril de 1977. En esa ocasión, la cotización del café llegó a los US$3,32 por libra en la Bolsa de Nueva York. Para poder comparar la situación actual con aquella de hace 48 años, tenemos que aumentar aquella cotización del 77 por el nivel de inflación anual en los Estados Unidos durante todo ese periodo, lo que nos daría un valor de US$16,8 por libra en dólares de hoy.
El Cisne Negro es un acontecimiento improbable que tiene un gran impacto en un sector o en la economía en general. Pues en cierta manera, estamos viviendo un momento en el mundo del café que era muy complicado de predecir. Habiendo dicho eso, en el cierre del Foro de Países Productores de Café que se llevó a cabo en Medellín en 2017 manifesté que la política de la industria cafetera mundial de entregarle buena parte de la responsabilidad de producción de café a Brasil y Vietnam (hoy entre ambos tienen un potencial de producción de cerca de 60% de las necesidades mundiales de café), e ir eliminando países productores que fueron importantes aportantes, podría ser peligroso.
El argumento detrás de esa reflexión estaba relacionado con un tema que tratamos en el encuentro y era: el cambio climático. Sabedores que los problemas de clima afectan en su mayor expresión a los países tropicales, no era muy complicado colegir que más temprano que tarde un evento climático en cualquiera de los dos países mayores productores de café, tendría un efecto directo sobre los niveles de disponibilidad de café y sus precios.
Así las cosas, el alza actual en la cotización es producto de golpes climáticos adversos tanto en Brasil como en Vietnam. Estos eventos no eran previsibles, pero si eran probables más aún dadas las características actuales de comportamiento climático.
Hay que tener en cuenta en esta coyuntura de precios altos que si bien los productores están disfrutando de un precio que les trae rentabilidad y bienestar, para algunos eslabones de la cadena del café el momento es complicado. Para los exportadores, por ejemplo, las necesidades de capital se les ha triplicado y, las líneas de crédito bancario no se aumentan en esa proporción impidiendo que algunos puedan seguir participando en el comercio de café. Para las casas comercializadoras internacionales que compran café en origen y lo venden a la industria se les aplica el mismo racero financiero, pero además tienen que aumentar las sumas de dinero puestas como márgenes en sus operaciones de cobertura en la Bolsa. El tostador, que es un industrial no ha podido incrementar los precios de venta en los supermercados con la misma velocidad que ha aumentado el costo de su materia prima.
Por último, la pregunta del millón, ¿Qué se sigue en materia de precios? A estas alturas tengo que responder que no sé quién es más iluso, si el que pregunta o el que responde.