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La forma como interactúa Venezuela con el mundo exterior está condicionada por la transformación que ha experimentado durante los veinticuatro años de duración de la denominada Revolución Bolivariana. Esa transformación es de naturaleza política, económica y demográfica.
La Venezuela actual está sometida a un régimen dictatorial que ha desmantelado sistemáticamente las instituciones representativas de la democracia liberal. La separación de poderes, las limitaciones al ejercicio de la autoridad presidencial, la libertad de expresión y el Estado de Derecho han desaparecido.
La corrupción es el aglutinante del régimen y parte esencial de este. Un acuerdo tácito entre los grupos gobernantes acerca de la magnitud de los recursos que le corresponden a cada uno mantiene un equilibrio inestable entre protagonistas con agendas distintas.
En lo que coinciden es en el propósito de perpetuarse en el poder. Cuando uno de los protagonistas perturba el equilibrio por exceder los montos de los recursos acordados, queda expuesto a retaliaciones por parte de sus colegas. Este esquema es parte del legado de Hugo Chávez. Nicolás Maduro lo ha continuado, con algunas modificaciones.
En materia económica los cambios son significativos. La destrucción de riqueza que produjo la implementación del socialismo del Siglo XXI ha dado lugar a reducir el tamaño de la economía venezolana a una fracción de la que existió en décadas anteriores.
Se estima que el PIB de Venezuela es del orden de US$60.000 millones, una cifra comparable a la de Costa Rica e inferior a la del Ecuador. La estatización de la economía y las expropiaciones han causado estragos en la producción industrial, la agricultura y el sector financiero.
Habida cuenta del papel que desempeñan los hidrocarburos en la vida nacional, la economía venezolana está estrechamente relacionada con la actividad petrolera. Habiendo alcanzado una cifra de tres millones de barriles diarios en tiempos de auge, Venezuela produce en la actualidad menos de 800.000 barriles diarios. Por efecto de las sanciones, el petróleo que se exporta, después de atender el consumo interno y el subsidio otorgado a Cuba, conlleva un descuento de US$30 por barril.
La falta de transparencia en las transacciones con intermediarios para evadir las sanciones dio lugar a un déficit de miles de millones de dólares en los ingresos de Pdvsa, la empresa petrolera estatal.
La caída en los ingresos por concepto de exportaciones de petróleo ha afectado la disponibilidad de divisas. Se estima que el valor total de las importaciones para este año será del orden de US$12.000 millones.
La contracción de la economía, unida a la represión, ha dado lugar a un éxodo sin precedentes que equivale a cerca de una cuarta parte de la población total. Esa emigración, de una magnitud inusitada para un país que no esté en guerra, incluye a buena parte de los cuadros técnicos y gerenciales, los profesionales, la clase media y la intelectualidad de Venezuela.