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Hace pocos días, la firma global de consultoría estratégica Bain & Company publicó un artículo en el que recopilaban mensajes claves de los principales líderes empresariales, con respecto al escenario que ha planteado la propagación del Covid-19. En este, aunque se dejaba claro que las visiones podían variar dependiendo de la industria, se daba a entender que en el mundo corporativo existe un sentir generalizado con respecto a la coyuntura: “la imprevisibilidad llegó para quedarse”.
Esta idea, que hasta ahora parece estar empezando a asimilarse dentro del aparato productivo, es una clara señal de la urgencia que hay por lograr una verdadera transformación digital en todas las economías. En Colombia, un contexto en el que dicha transformación puede hacer a las empresas hasta 26% más rentables con respecto a sus competidores, y aumentar su valor de mercado en 12% -según datos de Right Management-, la inclusión de la tecnología resulta imprescindible.
Y es que, si bien hay actividades que al apostarle a la digitalización se verían más beneficiadas que otras, lo cierto es que la ganancia de modernizar los procesos es transversal al mercado. Optimizar las compañías por medio de los desarrollos tecnológicos supone una auténtica relación ‘gana y gana’, en la que, por un lado, la eficiencia operativa se incrementa; y por el otro, el usuario experimenta una mejoría significativa a la hora de acceder a bienes y servicios.
Segmentos como el del sector inmobiliario residencial, por ejemplo, que históricamente ha enfrentado el círculo vicioso de la especulación de precios, la ausencia de una fuente de información única, los largos desplazamientos en entornos urbanos, la falta de herramientas en agentes inmobiliarios, la inexperiencia del consumidor, el dinamismo inestable de la comercialización, y la alta exposición a escenarios de insatisfacción, por nombrar algunos casos, ha encontrado en la tecnología una solución inmediata y estructural a gran parte de estos problemas.
De acuerdo con un reciente análisis de La Haus, la combinación de herramientas como el big data, la fotografía 360º, el machine learning y la asesoría profesional de un agente inmobiliario tienen efectos directos sobre los niveles de satisfacción del cliente, los tiempos de comercialización y el dinamismo del mercado de vivienda en general. De esta forma, una compra de inmueble que por la vía tradicional se hacía en un promedio de 14 meses, a través de la plataforma de La Haus puede pasar a hacerse en una media de seis semanas, con índices de satisfacción al cliente superiores a 80% y con un volumen de recorridos considerablemente menor.
Evidencia como la de este concepto de inmobiliaria digital, permite ilustrar que la transformación tecnológica dejó de ser una alternativa innovadora, para consolidarse como un requisito de la continuidad de cualquier empresa en el mediano y largo plazo.
A la larga, destinar recursos para responder a las necesidades del entorno virtual constituye una auténtica inversión de negocio. El escenario del Covid-19, que podría ser solo una puerta de entrada a un entorno empresarial cada vez más volátil e impredecible, permite dimensionar que la única certeza está en el cambio; y el camino, en la tecnología.
@rodrisanzrios